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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Humor y melancolía

A mí me suena esta campana al «teatro de amor», aquella «anatomía sentimental», según el famoso título de Porto-Riche, larga serie de imágenes, desesperadas a veces, templadas a ratos, del famoso «duelo» entre el hombre y la mujer. Debo decir que he recordado, específicamente, tres nombres de autores: Pagnol, Achard y Neville. Son nombres que proyectaron varias veces sobre el tema del «duelo» la suave incidencia del también gran tema de la amistad. La referencia no es nada mala.Santiago Moncada va reafirmando claramente su dramaturgia. Ha renunciado al informalismo de moda -no siempre feliz- y ha utilizado los remedios, fortunas y limitaciones de la construcción tradicional. Dentro de ella Violines y trompetas está construida férreamente, expone, por supuesto, una tesis, la demuestra y la cierra con buena observación, bastante humor y el justo y necesario punto de melancolía. La mano es muy firme, la observación muy cordial y el humor permanente. Como es de rigór en el género el diálogo adquiere un relieve vital. Es, por ahora, la debilidad de Moncada. Funcionalmente, ese diálogo está bien. Pero la tradición exige una depuración absoluta, un rigor máximo, una constante «presencia literaria». Algo difícil. Porque como el concepto de lo «literario» anda ahora, entre nosotros, un poco de capa caída, parece como si el autor se sintiese tímido para utilizarlo a fondo. Y, sin embargo, es vital para su tesitura. Por eso hay altibajos serios en Violines y trompetas, hay reiteraciones, hay hallazgos felices y sombras abrumadoras. Pero a mí me ha gustado la comedia y mucho más me gusta que alguien se incline sobre una parcela tan olvidada como el teatro sicologista amoroso. (Desde Corneille, nada menos, da vueltas el tema del amor colisionando con la amistad masculina. Y desde Corneille el conflicto ha consumido toneladas de elocuencia teatral).

Violines y trompetas

Autor: Santiago Moncada. Director: Angel García Moreno. Espacio escénico: Vicente Vela. Intérpretes: Pilar Bardem, Violeta Cela, Jesús Puente y Juanjo Menéndez.Teatro Infanta Isabel

Evidentemente Moncada cuenta su historia desde el punto de vista de la amistad de los pobres hombres y lanza «contra» ella las furiosas trompetas femeninas. A mí me hubiese gustado otro equilibrio sonoro. O quizá sea que el reparto agrava aún más las diferencias de tratamiento. Es dura, muy dura, la distancia técnica que separa al espléndido dúo masculino -Jesús Puente y Juanjo Menéndez- de las dos mujeres en cuestión, Pilar Bardem y Violeta Cela, una dificilmente encajada en el papel de Irene y la otra encantadora y acobardadísima en sus intervenciones. Una menor distancia entre las capacidades de los intérpretes habría ennoblecido muchísimo la comedia.

Así que ésta se queda en un estupendo dúo entre dos grandes actores: Jesús Puente, turbulento, desasosegado, egoísta y rebelde inseguro, frente a Juanjo Menéndez, sereno. tranquilo, egoísta, divertido y tierno. Los dos, en ese mesurado punto de la interpretación que pide reír «con ellos» y no «de ellos». El punto de madurez de esta relación es sin duda el eje mayor del montaje. Sobre un espacio escénico muy bello de Vicente Vela, un espacio con aire, intimidad y libertad, Angel García Moreno ha concebido un montaje luminoso, clarificador y rítmico. Los actores se escuchan, se relacionan y «conectan» entre sí con una excelente apariencia de facilidad. Buen trabajo de dirección de actores.

Agregar a la observación realista un penacho literario -concretamente, poético- se está haciendo, si no me equivoco, desde Aristófanes. Es el complemento natural de cualquier reflejo costumbrista. Y es, precisamente, lo que me gusta de Moncada. Curel afirmó una vez que este género teatral era algo así como «un vals cantado por dos egoísmos». Por eso o por casualidad el título, la ambientación y los personajes de Violines y trompetas cargan a esta comedia de referencias musicales. Cierta musicalidad, evidentemente, condiciona el delicado manejo de este género, hoy bastante desasistido, será por sobra de ambiciones, será, a lo mejor, por falta de talentos. En Moncada hay uno.

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