Reservas mexicanas ante el nuevo tratado sobre el canal de Panamá

México, fiel a su política de siempre, está en favor de la soberanía indivisible del canal de Panamá. Así lo afirmó, el domingo, el canciller mexicano Santiago Roel, al emprender inopinadamente su viaje a Washington, que inicialmente estaba previsto para mañana martes. Roel asistirá, «en calidad de observador», a la firma de los nuevos tratados sobre el canal entre Estados Unidos y Panamá.

Recordó el canciller que México, a través de todos sus presidentes, ha defendido siempre en forma invariable la soberanía de Panamá sobre las quinientas millas cuadradas del canal y su zona. Para México, añadió, soberanía significa supremacía.Negó el señor Roel que la ausencia de Washington del presidente López Portillo fuera debida a la presencia en la capital norteamericana del dictador chileno Augusto Pinochet y de otros jefes de Gobiernos dictatoriales del cono sur. «Considerarlo así sería empequeñecer las cosas», dijo. No obstante, reconoció que alguna influencia podía haber tenido en el ánimo del presidente López Portillo en su negativa de ir a Washington el que en la reunión con Jimmy Carter estarán algunos de los jefes de Estado cuyo arribo al poder en sus respectivos países no ha sido bien visto por la comunidad internacional.

La frase «sería empequeñecer las cosas» sugiere a no pocos observadores que López Portillo no se halla del todo de acuerdo con el proceder del presidente Carter. Roel dijo que el presidente lo envía con la consigna de que se defienda claramente el principio de no intervención y se apoye sólidamente la soberanía del canal «sin ningún otro tipo de implicaciones». Por supuesto que la cláusula que Estados Unidos quiere incluir, o ha incluido ya, en el nuevo tratado, atribuyéndose la defensa del canal a partir del año 2000, representa, para la manera de pensar mexicana, una violación a los principios de no intervención.

Según un columnista del diario Novedades, de la capital mexicana, al conocer Carter y Torrijos que López Portillo no acudiría a la reunión de Washington, contra lo que se presumía, reaccionaron. El miércoles, día 31, el presidente estadounidense llamó por teléfono a su homólogo mexicano, insistiendo en que su ausencia sería muy sentida. López Portillo habría mantenido su explicación de los compromisos con su pueblo y le hizo ver firmemente su imposibilidad de asistir a la reunión, lo que Carter comprendió.

Desde Panamá, el jefe del Gobierno, Omar Torrijos, llamó poco después, pero no a la presidencia, sino a un conocido periodista televisivo de quien es amigo personal. Intentó Torrijos que el periodista, también amigo de López Portillo, convenciera a éste de que fuera a Washington, pero su interlocutor no aceptó el encargo.

El mismo columnista de Novedades afirma que el canciller Santiago Roel sólo firmará el protocolo correspondiente a la entrega del canal en diciembre de 1999, apéndice que incluye la eliminación de la palabra «a perpetuidad» referida a la defensa del canal. No rubricará Roel nada relativo a la «opción» de Estados Unidos para ser el único con derecho a construir otro canal en el futuro, ni tampoco el concepto de «defensa de la neutralidad del canal» cada vez que Washington pueda considerar que la vía marítima está en peligro. Ello va contra el concepto mexicano de la no intervención.

Así, pues, están las cosas entre México y Estados Unidos. A pesar de que el portavoz de la Casa Blanca haya afirmado que no existen diferencias entre los dos países a propósito del nuevo acuerdo del canal, las diferencias saltan a la vista.