Un andaluz contra Ortega
Leía el pasado 27 de agosto en su diario el artículo firmado por don Carlos Santamaría Ansa bajo el título de «Euskadi, confederación foral». Bien por el contenido general de sus proposiciones, bien, en definitiva, porque para plantearse el problema de las regiones con seriedad es preciso conocer de Historia y, sobre todo, de historia local y fueros. Otra óptica sólo lleva a una pasajera y artificiosa construcción legislativa de tipo administrativo.En lo que no estoy de acuerdo es en que para su posible «teoría de Euskadi» se recurra a Ortega en el precedente de su conocida «Teoría de Andalucía». Soy andaluz y me siento orgulloso de serlo, tanto como, si hubiera nacido en Extremadura, Galicia, Castilla, Valencia, Canarias, Cataluña o Vascongadas, y justo por eso no permito que a Euskadila comparen, ni por asomo, con la Andalucía de Ortega.
Ortega, con el verbo cálido de sus acostumbradas suficiencias analíticas y des de el corazón de las linotipias de El Sol, brindó en «Teoría ... » e «Ideal vegetativo» lo que estimó irrefutables pautas definidoras del carácter y la esencia andaluzas, cifrándolas en el «narcisismo colectivo», en lo «amanerado», en el «gesto frívolo y casi feminil». Ante ello, a los andaluces no nos queda sino sospechar de la afición del escritor por el «manejo», «consulta y «utilización» de determinados «materiales de investigación », a los que, por lo visto, debía ser muy proclive.
Si don Carlos Santamaría, en bien propio y de Euskadi, se preocupa de leer los dos artículos citados, descubrirá muy pronto varias contradicciones que, por cierto, no son, las únicas de la obra del escritor.
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