Francia no se siente responsable de la potencia nuclear surafricana
El ultimátum de Francia a Africa del Sur, amenazando con una posible ruptura de relaciones diplomáticas en caso de que este último país realice pruebas atómicas, fue calificado ayer de «incomprensible» por el Gobierno de Pretoria y por las más altas personalidades en materia nuclear. La opinión gala, como el Gobierno, se lavan las manos ante la posibilidad de que Suráfrica esté dispuesta a experimentar alguna de las cien bombas atómicas que, según los soviéticos, deposita en sus arsenales.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Louis de Guiringaud, amenazó solemnemente, anteayer, a las autoridades surafricanas. Manifestó que «la eventual explosión de una bomba atómica surafricana acarrearía consecuencias graves para las relaciones entre París y Pretoria».Esta intervención de París se ha producido después del difícil viaje de Guiringaud a través de cuatro países progresistas de Africa oriental, en donde se acusó a Francia de estar al lado «del crimen» por ayudar a los regímenes blancos africanos. El ministro francés no pudo culminar su última etapa, Tanzania, donde fue recibido de manera más hostil y se vio forzado a suspender sus entrevistas y recepciones con los dirigentes de este país.
Antes de que lo hiciese París, Londres y Bonn ya habían intervenido ante el régimen de Pretoria en términos parecidos y Estados Unidos también se han interesado por la cuestión. La confirmación de Suráfrica como país atómico desbarataría todas las posibilidades de paz en esta región, estiman los observadores internacionales.
Fue la Unión Soviética quien, la semana pasada, por medio de su agencia oficial, Tass, anunció que el régimen de Pretoria poseía un centenar de bombas atómicas y que la primera explosión podría producirse de manera más o menos inmediata. Al mismo tiempo acusó a Francia de «colaboración con Pretoria en materia de armas atómicas». En aquel momento, Guiringaud calificó de «broma» la información procedente de la URSS, pero ayer, por el contrario, el jefe de la diplomacia gala, corno los ingleses, los alemanes y los soviéticos, se manifestó convencido de que el átomo militar surafricano no era un cuento: «Posemos, declaró Guiringaud, informes según los cuales, en Africa del Sur, existen todos los preparativos para realizar una explosión atómica».
Tras la amenaza del ministro francés, la opinión francesa se esfuerza en probar, con los mismos términos oficiales, «que técnicamente no es posible demostrar que Francia haya colaborado en la realización de la bomba atómica surafricana». Al respecto se recuerda que las investigaciones sobre energía nuclear, en Suráfrica, empezaron en 1956, que la cooperación nuclear entre París y Pretoria no se inició hasta 1973, y que, muchos años antes, la República Federal de Alemania, Estados Unidos, Israel e incluso Irán, «educaron» nuclearmente a Africa del Sur. El razonamiento parece impecable, «pero lo grave, mantienen la mayor parte de los analistas, será que muchos no lo creerán y Francia será apuntada con el dedo, corno cómplice del régimen blanco surafricano en el dominio nuclear».
Las autoridades de Pretoria, durante las últimas 24 horas, han multiplicado las declaraciones para afirmar que sus trabajos están únicamente destinados «a la aplicación pacífica del átomo». Sobre la acusación de la semana última, lanzada por la URSS, el ministro de Asuntos Exteriores surafricano, Pik Botha, aseguró que «son infundadas y forman parte de la campaña contra Africa del Sur».
Convendría, sobre este punto, tener en cuenta el comentario que hacía ayer en su editorial el diario de Pretoria The Citizen, gubernamental: «No estamos armándonos atómicamente, pero si nos uniésemos a los países atómicos, ¿qué pasaría? En tal caso, no tendríamos por qué preocuparnos, ni de la URSS ni del Oeste». El mismo diario añadía que, en caso de necesidad, «para sobrevivir, podríamos utilizar un medio atómico, a pesar de todos los comentarios exteriores».
Una tecnología nuclear muy avanzada
Suráfrica, uno de los primeros productores mundiales de uranio, posee una tecnología nuclear muy avanzada, con la que empezó a familiarizarse hace una veintena de años.
Para la construcción de bombas atómicas es necesario enriquecer el uranio. Suráfrica, que no ha firmado el tratado de no proliferación nuclear, ha recibido uranio enriquecido de Estados Unidos, al menos en los años 1974, 1975 y 1976, el suficiente para construir varias bombas atómicas.
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