La Asociación Colegial de Escritores, presenta recurso
La Asociación Colegial de Escritores (ACE), ha interpuesto recurso ante la decisión gubernativa de denegar su inscripción como tal en el registro de asociaciones.Colaborar con la vida cultural del país, defender los intereses derivados de la actividad de escritor y propugnar la representación de los escritores en todos aquellos organismos oficiales en los que se debaten los intereses, tanto morales como materiales de los mismos, son los tres puntos fundamentales sobre los que se apoya la recientemente creada Asociación Colegial de Escritores (ACE).
La junta directiva provisional la constituyen Angel María de Lera, presidente; Francisco García Pavón, vicepresidente; Gregorio Gallego, secretario; Ramón Hernández, tesorero y Angel Palomino, Daniel Sueiro, Agustín Lafourcade, Eduardo de Guzmán, Ramón Solís y Juan Molla, como vocales. Hasta la fecha cuenta con más de doscientos afiliados.
Recientemente y casi coincidiendo con la formación como sindicato de la antigua Agrupación Sindical de Escritores, adscrita al ya desaparecido sindicato vertical de Artes Gráficas, ha sido denegada su inscripción en el Ministerio de la Gobernación.
La denegación se ha basado en considerar a la ACE como asociación de tipo sindical y no como colegio profesional tal como pretenden los escritores que la forman.
A este respecto, y ante el posible choque de intereses con el sindicato de escritores al que hemos aludido, el presidente provisional de la Asociación Colegial responde: «Por un lado, el hecho de haber creado una asociación de tipo colegial y no un sindicato se debe, precisamente, a la idea de hacer una entidad totalmente independiente y autónoma al margen de cualquier influencia política y sindical, ya que esto desencadenaría una lucha interna a fin de hacer prevalecer una determinada ideología dentro de la asociación en detrimento de la misma.»
«En cuanto a la denegación de la inscripción, se elevaron a aprobación los estatutos a finales del pasado año en la oficina correspondiente del Gobierno Civil. De ahí los mandaron al Ministerio de la Gobernación. La asociación empezó a funcionar en su fase de captación de socios. Se mandaron circulares a los escritores. Estos fueron correspondiendo y se estaba a la espera de inminente aprobación de los estatutos afín de convocar una asamblea general para nombrar la junta directiva definitiva y elaborar los programas de actuación. En el pasado mes de junio se recibió la denegación basada en que es una asociación de tipo profesional y ello corresponde a otro departamento de la Administración, concretamente a la AISS, y bajo la forma de una agrupación sindical. Ahora hemos presentado un recurso y esperamos la decisión del juzgado.»
«En cuanto a los verticalistas de la Agrupación Sindical de Escritores, son meramente un residuo fantasmal del antiguo aparato sindical franquista que nunca ha tenido ni fuerza ni representatividad alguna, ni tan siquiera en su época de mayor esplendor que fue precisamente la de fundación. Con la creación de un sindicato seguramente intentan una demostración, un alarde de fuerza cara a la opinión pública. Además, sólo sirvieron para anular las intenciones creativas y evolutivas de los escritores ya que, entre otras cosas, fueron el soporte de la censura, instrumento que en manos del franquismo sólo sirvió para perseguir y martirizar la corriente cultural del país que, en definitiva, es la que hace posible la evolución del mismo. Por estas razones expuestas creo que no tendremos ningún posible roce con ellos.»
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