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Entrevista:

Una iniciativa de restitución El Escorial

EL PAÍS: ¿Cuándo y por qué fundan ustedes la Sociedad para Fomento y Reconstrucción del Real Coliseo de Carlos III?Pedro Martín Gómez: Toda una larga historia, en cuyos capítulos sucesivos nuestro teatro dieciochesco corre, como usted verá, varia fortuna, siendo objeto de sucesivos cambios de propiedad y mereciendo de la Administración los informes más contradictorios Desde que en 1964, año en que iniciamos las gestiones, hasta hoy, nuestro ánimo no ha sido otro que el de restituir el Real Coliseo a su uso originario y con un alcance eminentemente popular.

EL PAÍS: Vayamos con el primer capitulo. ¿Desde cuándo hasta cuándo?

P.M.G. De 1964 a 1972. Durante este, período la propiedad privada del edificio emprende toda una estrategia para lograr de la Administración ¡que no sea declarado monumento histórico-artístico!, y poder de esta suerte venderlo a la inmobiliaria Irisa que, de no haber mediado nosotros, ya lo habría convertido en solar y posterior grupo de viviendas sobre una zona urbanizada nada menos que por Juan de Villanueva.

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EL PAÍS: ¿Ante la pasividad del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, del Patrimonio Nacional y de la Dirección General de Bellas Artes?

P.M.G. Uno de los argumentos de Bellas Artes, a la hora de denegar la declaración de monumento, se basaba, precisamente, en el total y explícito desentendimiento por parte del Patrimonio y la escasez de medios por parte del Ayuntamiento.

EL PAÍS: ¿Cómo es posible que Bellas Artes no reconociera valor histórico-artístico a un teatro que, junto con el de Caserta, en Italia, fundado igualmente por Carlos III, es uno de los primeros de fábrica, cerrado y cubierto, que se hacen en Europa?

P.M.G. Uno de los primeros de Europa y el último, desgraciadamente, que de tales características queda en España, si se tiene en cuenta que de los cuatro coliseos fundados por Carlos III en los Sitios Reales, los de El Pardo y La Granja fueron absurdamente demolidos, y el de Aranjuez (pinturas de Mengs incluidas) se halla prácticamente inutilizado, por culpa de sucesivas y poco felices reconversiones.

EL PAÍS: La Dirección General de Bellas Artes dio de algún modo marcha atrás, al declarar posteriormente conjunto histórico el casco antiguo de San Lorenzo de El Escorial, con el consiguiente menester de conservación y revitalización de la zona y edificios más significativos. ¿A qué cree usted que obedeció este repentino cambio de actitud?

P. M. G.: Fue el fruto de una campaña iniciada en 1971 y encaminada a salvar de la especulación y devastación un conjunto urbano, planeado, según dije, por Juan de Villanueva. Contamos en aquella ocasión con el apoyo de la prensa madrileña y con el refrendo de un escrito que armaron, a nivel nacional, cerca de mil intelectuales arquitectos, urbanistas, artistas hombres de letras.... y otras muchas gentes en posesión de un espíritu cívico o simple sentido común.

Desdén y hostilidad

EL PAÍS: El teatro, no obstante sigue sin la oportuna declaración de monumento. ¿Por qué?

P.M.G. ¡Misterios de la formalidad legal! Una declaración negativa no puede, al parecer, reconvertirse jamás en positiva, de acuerdo con aquello de lo escrito, escrito está.

EL PAÍS: ¿Y los responsables del Patrimonio Nacional?

P.M.G. Su actitud ha sido de desdén sistemático, cuando no de probada hostilidad. Ya en 1965 hay constancia de un carta. dirigida por Fernando Fuertes de Villavicencio a Luis Felipe Franco, en la que queda claró que el teatro no interesa al Patrimonio. En 1970 y 71, nos son denegadas otras dos solicitudes de ayuda. En 1975 llega incluso a prohibirsenos utilizar el título priginaria de Real Coliseo, según texto literal de una carta que me dirige el 19 de junio de dicho año, el señor Fuertes de Villavicencio: «Como la denominación de real no puede darse caprichosa mente si tal título no le ha sido concedido por la autoridad competente, deberá abstenerse la sociedad propietaria del referido teatro de darle tal denominación

EL PAÍS: ¿Y no contrasta este escrito con la aceptación, por parte de don Juan Carlos (a la sazón Príncipe de España), de la presidencia honorífica que la sociedad fundada por ustedes había tenido la delicadeza de ofrecerle?

P.M.G. Efectivamente. Con casi un año de antelación, el marqués de Mondéjar nos lo confirmaba en estos términos literales: «Su Alteza Real el Príncipe de España, accediendo al amable ofrecimiento que le ha sido formulado, ha tenido a bien aceptar la Presidencia de Honor de la Sociedad para Fomento y Reconstrucción del Real Coliseo de Carlos III, en San Lorenzo de El Escorial. »

EL PAÍS: ¿Cuándo se emite por vez primera, y de forma oficial, el informe de estado ruinoso?

P.M.G. En 1970, el arquitecto Fernández Pirla formula la declaración de ruina, a la que, sin que concluya dicho año, replica el arquitecto José Martín Gómez con la oportuna declaración de contra rruina; lo que no impide que sea el propio Ayuntamiento el que, al año siguiente, certifique el total estado ruinoso del teatro, al tiempo que el Ministerio de Educación Nacional ratificaba su informe negativo de 1969. Fue en ese instante cuando creímos ver definitiva mente perdida nuestra causa.

EL PAÍS: ¿Y cómo salieron ustedes del lance?

P.M.G. Reanudando la campaña ya comentada, con el apoyo ahora, en masa, del pueblo y del Ayuntamiento. Los arquitecto Mariano Bayón y Martín Gómez presentan, por su lado, un estudio-informe (madre del proyecto que hoy está en marcha) a favor de la restitución del Real Coliseo, y con él, constituidos ya en sociedad, volvemos a la carga sobre Bellas Artes y sobre la inmobiliaria Irisa que, entre la espada y la pared, accede a vendernos el edificio.

EL PAÍS. Las obras restauradoras ofrecen, a juicio mío, un buen aspecto. ¿Están ustedes satisfechos del ritmo de operación?

P.M.G. ¡Como quien despierta de una pesadilla! La entidad del edificio puede darse por restituida, aparte de haberse excavado en terreno pétreo dos plantas bajo escenario, para camerinos e instalaciones y un sótano bajo el patio de butacas, con vestíbulo para bar-descanso, ropero y aseos. De otro lado, y como usted acaba de ver, hemos destinado una amplia estancia a la Biblioteca del teatro y de la música, para la que contamos ya con cerca de 2.000 volúmenes.

La época de esplendor.

EL PAÍS: Es de imaginar que Jaime Marquet y Juan de Villanueva darían hoy, si viviesen, su visto bueno. Por cierto, ¿a quién de los dos corresponde el proyecto original? ¿Es segura la paternidad de Marquet, pese a que algunos autores, como José Quevedo, la asignan a Villanueva?

P.M.G. No hay duda al respecto. Las trazas son de Marquet aunque Villanueva deje, por así decirlo, su firma en algunos elementos y dependencias, como un tránsito abovedado y, tal vez, la fachada, del todo coherente con otras edificaciones suyas de El Escorial y dentro de su propio plan de urbanización.

EL PAÍS: A contar de la carta fundacional de 1770, ¿fomentó Carlos III la actividad teatral, sin omitir la asistencia del pueblo?

P.M.G. Desde luego. A instancias suyas se creó una compañía teatral, titulada Los Sitios y destinada también a actuar en los otros Reales Coliseos antes citados. Acudía él mismo a las funciones a través de un pasadizo cubierto que comunicaba con palacio, y junto a los nobles y cortesanos, no falta la concurrencia. popular en el tradicional paraíso.

EL PAÍS: Nombres como los de José Clavijo, Rosario Fernández La Tirana, Antonia Prado, Isidoro Marquez, el payaso Francés, el bailarín Rosatelli... dan testimonio de una ininterrumpida actividad teatral en el escurialense Real Coliseo. ¿Fueron análogas las funciones en los reinados sucesivos?

P.M.G. Con Carlos IV conoció el Real Coliseo una época de esplendor, sobre todo en tiempo de Godoy, vecino habitual de El Escorial y asiduo asistente a las representaciones. Tras la invasión francesa, fue restaurado por Fernando VII (como igualmente ocurriera con el monasterio y las Casitas), reanudándose la vida teatral hasta su desamortización en tiempos de Isabel Il.,

EL PAÍS: ¿Volverá el Coliseo, a través de la actual sociedad que usted preside, a su antiguo esplendor?

P.M.G. Más que el esplendor, nos interesa un destino múltiple y popular. Detrás del escenario vamos a construir un graderío desmontable que aumente a setecientas las quinientas plazas de que consta el local, a fin de procurar acomodo a otras actividades (teatro de participación, auditorium, sala de conciertos ... )

EL PAÍS: Restitución se llama esta figura, en su más amplio alcance, digna y muy digna de verse apoyada por el nuevo Ministerio de Cultura. ¿Han recibido ustedes alguna ayuda o subvención oficial?

P.M.G. Gestiones, lucha y polémica al margen, la carga material de una empresa (económicamente ruinosa, por supuesto) como la que hemos emprendido ha caído y sigue recayendo sobre nuestras animosas espaldas. Entre las subvenciones, puede usted anotar la aprobación de: presupuesto para la restauración del exterior, con cargo a la Dirección General de Arquitectura; aprobación, igualmente, de presupuesto y compromiso (que hasta ahora no ha pasado de eso por parte de la Comisaría del Patrimonio Artístico, de colaborar con un 50 % en las obras restauradas, y una pequeña aportación (que agradecemos) de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid. Actualmente tenemos en trámite otro proyecto para decoración de sala del público. Lo demás, que es lo más, corre de nuestra cuenta.

Toda una aventura

EL PAÍS: ¿Y cómo piensan financiarlo?

P.M.G.: Toda una aventura. Entre nuestros proyectos cuenta el de crear una especie de Asociación de Amigos del Coliseo, o ampliar la existente, mediante cuotas y abonos que garanticen plaza en concretos; actos y espectáculos. Crearemos también una publicación periódica que, aparte de su contenido cultural, sirva de boletín informativo a amigos y asociados, sin dar de lado al pueblo, que siempre tendría libre acceso a actividades de cultura abierta, como debe tenerlo, y no lo tiene, a su monasterio.

EL PAÍS ¿Actividades como la proyectada Semana de los tres Juanes, esos tres Juanes (Juan Bautista de Toledo, Juan de Herrera y Juan de Villanueva) tan íntimamente vinculados la historia del monasterio y, pueblo de San Lorenzo de El Esconal?

P.M.G.: Usted mismo es parte de ese proyecto, junto a los arquitectos Fernández Alba, Vidaurre, Uría, Peláez, Martín Gómez,' Bayón..., y otros, de los asistentes (Angel Serrano, Andrés Gala...) a estas Últimas peregrinaciones por tierras y monumentos de El Escorial. Entre todos surgió el proyecto, y entre todos tenemos que hacerlo realidad la próxima primavera, con la inauguración eventual (hállese como se halle) del Coliseo y masiva participación popular en el recorrido de su propia geografía urbana y de su propia identidad histórica.

EL PAÍS ¿En qué medida cree usted que el pueblo es consciente de su entronque históricogeográfico con la soberbia arquitectura que le rodea, y de qué modo cabe estimular su sensibilidad?

P.M.G.: Pese a las escasas facilidades de acceso que los responsables del patrimonio nacional le han venido ofreciendo (algunos de los escurialenses conocen el monasterio de ir a misa), la sensibilidad del pueblo está a flor de piel, o falta del más liviano de los estímulos. Cuando, en 19661 se declaró el incendio en una de las crujías de la parte del colegio, el pueblo entero acudió con lágrimas en los ojos, conscientes, todos, de que ardía y se esfumaba su paisaje diario. Otro de nuestros proyectos es, en este sentido, la creación de una Universidad de verano, de condición y destino eminentemente populares.

EL PAÍS ¿Un intento de dar a conocer al pueblo su propio habitat en su más recto sentido (aquello que le signifique a quien lo vive, o es capaz de modificar su costumbre) y directa comprensión?

P.M.G.: Exactamente.

EL PAÍS ¿Satisfechos, pues, de lo realizado y lanzados a estas otras próximas realizaciones?

P.M.G.: En lugar de la habitual denuncia, tratamos de ofrecer -como usted es han venido predicando en las páginas de EL PAÍS una alternativa eficaz, y, en vez de las consabidas reconstrucciones suntuarias, queremos llanamente restituir unos usos y significados acordes con el sentir de nuestro tiempo y nuestro lugar.

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