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Reportaje:Enseñanza

Escaso interés de los colegios de Madrid por el Museo del Prado

Sólo 37.000 alumnos de EGB y BUP visitaron con sus centros escolares el Museo del Prado durante el curso 1975-1976. Hay que tener en cuenta que esa cifra engloba a los estudiantes del distrito escolar de Madrid, que serán la mayoría, y a los procedentes de otras provincias españolas que se acercan a la mundialmente famosa pinacoteca, con ocasión de sus excursiones y viajes de fin de estudios a la capital.

La cifra resulta bajísima si se tiene en cuenta que entre los dos niveles educativos podrían haber estado matriculados en Madrid en dicho curso académico, alrededor de 600.000 alumnos.Es bastante significativo el hecho de que el mayor número de visitantes escolares al museo se produce en el mes de mayo, con una cantidad próxima a los 8.000. Esto indica que una actividad educativa, que debiera ser obligada en todos los centros escolares, se reserva para un mes que podría ser considerado como el mes ideal para las salidas del edificio escolar. Algunos profesores manifestaron que, en realidad, en la mayoría de los centros, esta salida para visitar el museo se realiza casi como de cumplido y «para quedar bien con .los padres»; pero que, por otra parte, los mismos padres no verían con demasiados buenos ojos el que éstas u otras salidas escolares se produjeran con demasiada frecuencia.

En fuentes próximas a la dirección del Museo del Prado se nos ha informado que pueden contarse con los dedos de la mano el número de instituciones escolares de Madrid que programan de una manera sistemática sus visita~ para todo el curso, También, según e's'tas rnismas fuentes, se observa, por la forma en que transcurren tales visitas, que las mismas se efectúan de manera absolutamente ¡m provisada, que los estudiantes no las han preparado previamente en clase y que, sobre todo, se aprecia una falta de preparación por parte del profesor que dirige la visita quien, en ocasiones, es la primera vez que acude al museo cuando viene acompañando a sus alumnos.

La preocupación del Ministerio de Educación por este asunto parece absolutamente nula, Puesto que son constantes los escritos que la dirección del museo dirige a las autoridades ministeriales sin que se produzca ningún tipo de iniciativa encaminada a la organización de algún plan de formación dirigido a los alumnos, pero que tarripoco se hace nada de cara a los propios profesores.El museo no dispone de un personal especializado para atender, si tenemos en cuenta las edades cronológicas y escolares, así como los contenidos teóricos de los programas educativos, a todos los visitantes escolares que puedan acudir en grupos necesariamente reducidos. A lo sumo, a través de la Inspección Provincial de EGB, se suele recordar anualmente a los centros, por medio de una circular, la conveniencia de que los directores de los colegios soliciten sus visitas al Museo del Prado con un tiempo de antelación suficiente.

Actividades extraescolares

En este sentido puede ser interesante destacar que aquellos centros de Madrid que se presentan sobre todo los sábados sin previo aviso en el museo, no recíben autorización para entrar cuando es muy elevado el número de escolares procedentes de otras localidades españolas.Cuando se puso en marcha la vigente ley de Educación, se señaló con toda claridad que la duración del curso académico habría de ser de 220 días lectivos y que en estos días debieran estar incluidos los sábados, que, según las disposiciones del Ministerio, estarían dedicados a las llamadas actividades extraescolares, entre las que habría de ocupar un destacado lugar precisamente las.visitas a museos parques zoológicos, fábricas y toda clase de salidas de carácter educativo.La realidad ha sido que, poco a poco, el carácter lectivo de los sábados ha desaparecido, habiéndose convertido en'un día de vacación escolar a todos los efectos. Algunos centros, no obstante, obedientes a la normativa ministerial, siguen obligando a sus alumnos a asistir al colegio los sábados y, consecuentemente con tal obediencia, trasladan a sus alumnos al museo, encontrándose, como antes decíamos, con la desagradable so rpresa de que algunas veces es imposible permitirles la entrada.

Las cifras de visitantes escolares en días distintos al del sábado son proporcionalmente muy bajas, habiendo días, de los que el Museo del Prado tiene.previstos precisamente para colegios, en que el número total de estudiantes no llega al medio centenar.No es fácil comprender este abandono en que colegios e institutos tienen a uno de los centros culturales de mayor iniporta-ncia en el mundo, sobre todo si se piensa que. en el bachillerato, la Historia del Arte es asignatura obligada y que en la EGB, el estudio de nuestros principales pintores ocupa lugar importante en los programas de Ciencias Sociales.

Si se piensa que a lo largo de los ocho cursos de duración de los estudios de EGB el alumno habrá de permanecer en su colegio nada menos que unas 10.000 horas, no parece muy justificado que ni a los padres ni a.nadie moleste el que los alumnos abandonen el edificio escolar en una buena parte de ese elevadísim o número de horas, en busca de las auténticas fuentes de la cultura que son los museos, los teatros, las salas de concierto o las fábricas.

En la mayoría de las escuelas el número de horas de clase formal de expresión plástica se reduce a una y, cuando más, a dos semanales. Se puede calcular, pues, que la cantidad de horas que el niño ha de permanecer sentado en su pupitre, la actitud probablemente menos agradable para cualquier niño normal, tiene que ser aterradora.

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