Francia vuelve a condicionar la entrada de España en el Mercado Común

En Verdún (Meuse), junto a los más importantes responsables de la agricultura francesa, el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, afirmó ayer, de manera más vigorosa aún que en ocasiones precedentes, que «la revisión de los reglamentos agrícolas» será una condición preliminar para que sea posible la entrada de España, Grecia y Portugal en el Mercado Común.

El primer ministro, Raumod Barre, se manifestó también ayer en términos parecidos. Yves Vanhaeck, consejero técnico de Pierre Mehaigneire, ministro de Agricultura, declaró a EL PAIS que «mientras los españoles no adopten todas las disciplinas de producción necesarias, las puertas de la Comunidad permanecerán cerradas».Sobre el viaje realizado ayer por el presidente francés al departamento de Meusel todos los observadores coincidieron en calificarlo de «importancia nacional», destinado a calmar las inquietudes del mundo agrícola francés frente a las dificultades que representa para el sector la ampliación del Mercado Común con la entrada de España particularmente.

Cuarenta dirigentes nacionales del área, representantes de todas las regiones del País, y el ministro de Agricultura, rodeaban al presidente, que abordó las cuestiones del campo galo en el plano europeo y una vez más prometió que ninguna negociación con España, Portugal y Grecia perjudicaría a la agricultura francesa. El primer ministro, señor Barre, viajó al Sur, a Montpellier, para estudiar un problema espinoso en esta región, el paro, que alcanza un porcentaje mucho más elevado que el resto de las regiones francesas. Pero, ante todos los responsables del Departamento, repitió los propósitos del presidente de la República, subrayando que «el Gobierno defenderá, no sólo el vino, sino los frutos y las legumbres francesas frente a la competencia de los países aspirantes.al ingreso en la CEE».

A estos desplazamientos, todos los observadores, sin excepción, les atribuyeron una gran dimensión electoral.

Aunque Francia no es un país únicamente agrícola, sus campos representan el 8 % de la riqueza nacional (tres veces más que la industria automovilística), emplean el 12 % de la problación activa y aportan la décima parte de las exportaciones. Estos elementos explicarían por sí solos el. doble objetivo de los viajes del presidente y de su primer ministro: calmar la angustia de los agricultores frente a la ampliación de la CEE y, paralelamente, «preparar» las próximas elecciones legislativas.

Miedo a los productos españoles

El consejero técnico del ministro de Agricultura, señor Vanhaeck, nos declaró que «la competencia de los frutos y legumbres españoles no sólo en el Sur, sino en toda Francia, inspiran mucho miedo». Y por lo que concierne al vino añadió: «Hay que reconocer que España ha alcanzado una calidad que supera a muchas appelations (bodegas o marcas) de Burdeos.»

En su opinión, Francia no cederá mientras los agricultores españoles no se ajusten a todas las. normas reglamentarias, a la calidad y a la disciplina de producción que observan los miembros de la CEE. No obstante, reconoció que «una superficie no despreciable de los viñedos franceses es mediocre y debería reconvertirse».

El consejero del ministro afirmó que posiblemente «una fase preparatoria de diez años no bastaría para normalizar la competencia de algunos productos».

Por lo que concierne a la presente temporada, la baja importante de la producción de la fruta «no afectará de manera sensible las exportaciones españolas hacia Francia», nos declaró.

La producción francesa de ciruelas se ha visto amputada, respecto al año pasado, en un 50 %; la de peras, en un 40 %, y la de albaricoques, en un 35 %. Los precios de estos frutos han subido, pero no de manera desorbitante. Las importaciones que se Íestán efectuando no son excesivas (el mal tiempo favorece la disminución del consumo) y provienen de Italia. Quizá para el otoño «sea necesario -dijo- recurrir a las importaciones españolas».