Hacienda y actividad política
El estudio contemporáneo de la Hacienda española arranca, habitualmente de 1845. A partir de tan relevante fecha suele admitirse que los grandes rasgos de la evolución de los programas de ingresos y gastos públicos son materia suficientemente conocida, aunque ésta sea una afírmación que, a mi entender, debería tomarse cum grano salis.Mucho menos conocido a este respecto es, definitivamente, lo ocurrido en el ámbito fiscal en el período del siglo XIX, que precede a la reforma de Mon-Santillán, cuando la crisis del antiguo régimen forzaba a la adopción de unas pautas impositivas diferentes. Esta situación tiende, afortunadamente, a paliarse con la aparición de varios trabajos que sin el propósito estricto de hacer historia de la institución hacendística como tal, aunque subrayando su decisivo papel, han conseguido -utilizando un planteamiento metodológico de más largo aliento para tratar de interrelacionar la Hacienda con la actividad política general- mostrarnos la realidad de la época en materia de finanzas públicas. Fundamentalmente me refiero a los tres decisivos trabajos de Josep Fontana La quiebra de la monarquía absoluta ( 1814-20), Hacienda y Estado (1823-33), y La revolución liberal: Política y Hacienda (1833-1845) -pendiente de publicación por el Instituto de Estudios Fiscales- y al libro de Joaquín del Moral objeto de esta nota.
Hacienda y sociedad en el trienio constitucional 1820-1823
Joaquín del Moral Ruiz. Instituto de Estudios Fiscales. Madrid, 1977.
Uno de los eslabones temporales más significativos y dignos de estudio en este orden de cosas es el llamado trienio constitucional, breve paréntesis en el largo período absolutista de Fernando VII que abierto con el pronunciamiento de Riego sería cerrado violentamente por las tropas del duque de Angulema. Esta obra de J. del Moral, pieza fundamental para el esclarecimiento del período, viene a sumarse a otras aportaciones -recuérdense aquí los nombres de M. Artola, J. Brines, J. Sardá y las recientes obras de A. Gil Novales y J. Torrás... para hacer posible una interpretación coherente de la historia global del abortado ensayo de implantación del liberalismo.
El autor, tras exponer en la introducción el plan general de la obra y el contenido de la misma, intenta abordar la problemática de los diferentes sectores productivos. Por la obvia razón de la mayor importancia relativa de la actividad agrícola es ésta a la que se dedica un más amplio tratamiento. La detallada exposición de J. del Moral permite adquirir una idea bastante completa de la situación del agro español en la época considerada y de las limitaciones básicas alas que había que poner remedio si se quería eliminar las trabas que se oponían a su desarrollo y a la eventual articulación de un mercado interior. En opinión del autor, que los gobernantes del trienio o parte de ellos tenían las ideas claras al respecto, se pone de manifiesto a través de las discusiones de las Cortes, que desembocaron en importantes leyes (ley de 11-10-1820 sobre supresión de vinculaciones, ley de señoríos de 3-5-1823 ... ) aunque quepa objetar que estas disposiciones no siempre llegaron a tiempo para remediar los males que pretendían, tal vez por carencia de lo que un autor ha denominado auténtica energía revolucionaria. El capítulo primero, que se extiende a otras consideraciones, es calificado por el propio Del Moral de «piedra angular de todo el estudio», por cuanto en él se formula la mayor parte de los problemas que con posterioridad se desarrollan.
Las dimensiones propias de esta reseña no permiten detenerse excesivamente en el interesante contenido del resto del libro, donde aparecen tratados temas tales como las relaciones entre Agricultura y Hacienda, el poco conocido proceso desamortizador de esta etapa, los «presupuestos» de los tres años económicos, el peso relativo de las distintas figuras tributarias por provincias o zonas y la novedad impositíva del período: la Contribución In-dustrial o de patentes, así Como los problemas de la Deuda Pública.
El capítulo final, que contiene sugerencias muy agudas en cuanto al papel del Ejército en la etapa decimonónica, resume los principales aspectos tratados, explicitando las conclusiones. El trabajo se completa con dos apéndices y una relación bibliográfica, viniendo precedido de un inteligente prólogo del profesor Fontana.
Cabe formular al libro algunas observaciones críticas -determinadas afirmaciones no parecen del todo justificadas, singularmente las que atañen, a la generación de las conclusiones obtenidas; ciertas opiniones (página 155) o procedimientos (página 202) resultan discutibles, etcétera, pero estas observaciones menores no menoscaban la valía del serio trabajo investigador de J. del Moral, de cuya lectura se beneficiarán, a buen seguro, todos los interesados en la historia de nuestro ochocientos.
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