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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Correspondencia alucinógena entre vates culturales

William S. Burroughs y Allen Ginsberg, padres ambos de toda una generación (desde el beat a los últimos brotes contraculturales), mantuvieron a partir de 1953 una prolija correspondencia cuyo tema central es el yage o ayahuasca, especie de liana selvática de propiedades alucinógenas largamente probada por tribus, curanderos y nigromantes de la selva amazónica.Fue William Burrouhgs el primero en interesarse por el yage y sus propiedades y precisamente en las páginas finales de Junkie, su prodigiosa narracción-collage-pesadilla sobre el mundo de la heroína, Burrouhgs hace mención de esta droga a la que confiere, según sus informaciones, poderes telepáticos.

Cartas del Yage recoge en forma de libro, publicado ahora por Star-Books, esta larga correspondencia en la que Burroughs narra, más que sus experiencias con la ayahuasca, desastrosas en un principio, sus vivencias a través de un laberinto de ciudades, aldeas y montañas de América, siempre a la búsqueda de su experimentación mística con el yage. Con frialdad implacable y demoledora Burroughs aprovecha para relatar sus borracheras, relaciones homosexuales, riñas de taberna e insoportables diálogos burocráticos con infinidad de aduaneros, policías y funcionarios de impasible estolidez.

Cartas del Yage,

William S. Burroughs y Allen Ginsberg.Editorial Star-Books, 105 páginas.

Burroughs termina su azarosa descripción aconsejando a Ginsberg el viaje, «por una ruta que conozco mejor de lo que tú crees», viaje más místico que geográfico por los caminos de una «nueva conciencia» propiciada por el uso de los alucinógenos, propuesta que cuenta con una larga tradición literaria desde Baudelaire a Huxiey pasando por Quincey y sus Confesiones de un comedor de opio, Coleridge, etcétera. Como nota curiosa, Burroughs en su última carta, de 1960 y como respuesta a Ginsberg que ya ha vivido y relatado sus experiencias con la liana, habla y aconseja al poeta no regresar a su «conciencia normal» y proseguir el camino emprendido.

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