El jefe de la CIA confirma las revelaciones sobre el programa de drogas
Mientras en la Casa Blanca se dan los últimos retoques a un plan de reorganización de los servicios de espionaje norteamericanos, que pasarán a depender más directamente del presidente, el nuevo director de la CIA, almirante Stansfield Turner, testificó ayer ante un comité del Senado y reveló nuevos detalles del programa de investigación sobre el control de la mente humana, que fue desarrollado por la agencia en las pasadas décadas.Turner calificó de «lamentable» dicho programa y dio seguridades de que en la actualidad la Agencia Central de Inteligencia no está embarcada en ningún proyecto similar. El director de la CIA dijo que los experimentos se efectuaron durante un período comprendido entre trece y veinticinco años, que el programa constaba de 149 proyectos distintos y que colaboraron en él 154 instituciones, en su mayor parte hospitales, universidades y cárceles.
Aunque algunos de los nombres de estas instituciones ya han sido revelados, Turner señaló que la mayor parte de ellas no conocían que estaban siendo utilizadas por la CIA, y pidió que se guarde su identidad en secreto para evitar un grave daño a su reputación. Turner dijo también que estaba trabajando con el ministro de Justicia y el de Salud y Bienestar en un intento de localizar a todas las personas que fueron víctimas involuntarias de los experimentos.
Más de 5.000 nuevos documentos con detalles sobre el programa de experimentación se harán públicos en los próximos días. Aunque inicialmente se dijo que tales documentos habían sido destruidos años atrás, Turner explicó que se habían encontrado en los archivos de contabilidad de un centro de proceso de datos dependiente de la CIA y situado en las afueras de Washington. Parte de estos papeles, clasificados como «alto secreto», están siendo conseguidos por la prensa estadounidense, gracias a la ley de libertad de información que permite a los ciudadanos reclamar documentos de los archivos oficiales.
La alteración de la conducta sexual, la pérdida de la memoria, la percepción extrasensorial, la creación de dependencia y las formas de sugestión fueron algunos campos investigados por los médicos y especialistas que trabajaron, conscientemente o no, para el programa de la CIA. En las pruebas se utilizaron drogas, detectores de mentiras, aerosoles cargados con productos químicos, hipnotismo, cirugía y descargas eléctricas. Según se supo ayer, la CIA llegó incluso a contratar los servicios de un mago de Nueva York para que les informara de temas como la percepcion extrasensorial y, en palabras de un funcionario de la agencia, «intentara explicar lo inexplicable».
Algunos experimentos se efectuaron con sicópatas sexuales y enfermos muy graves de cáncer. A estos últimos se les aplicaba la droga conocida como K, que produce un inmediato efecto de knokcout en el sujeto que la recibe. En un hospital canadiense se administró a los enfermos mentales LSD y poderosos tranquilizantes, en 1958, para estudiar sus reacciones. En otro experimento, doce voluntarios fueron hipnotizados en un hotel para demostrar cómo los agentes pueden recordar, bajo la hipnosis, detalles que creen haber borrado de su mente. Otras pruebas se realizaron con drogas como la torazina y el sernyl. Esta última fue retirada del mercado farmacéutico por su peligrosidad para la salud humana.
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