Las regiones, entre el colonialismo y la adoración del cemento
El valor del libro de Luis Marco Regionalismo y dependencia radica en que llama la atención sobre una posible consecuencia negativa del movimiento de activación histórica representado por el regionalismo: la de servir de vehículo para renovar las formas caducas de colonialismo. El enfoque de Marco es interesante porque está planteado desde una adhesión personal al destino económico y político de una región (en nuestro caso, el País Valenciano) y está tratado con las técnicas de críticas y análisis aplicables a los fenómenos del desarrollo y a las consecuencias de la planificación económica.El enfoque está eficazmente sintetizado en esta frase suya: «Los nacionalismos en Europa, y en España en particular, tienen una dramática desorganización y falta de estrategia a nivel continental. Entonces surge el colonialismo por delegación: las burguesías locales toman el relevo de las técnicas colonizadoras para ejercer la siguiente etapa del colonialismo en cascada.»
Luis Marco
Regionalismo y dependencia Editorial Ayuso. Temas actuales, 6,1977.
El autor contempla los fenómenos que quiere analizar con una técnica telescópica. Primero se aproxima al área del Mediterráneo, a la que ve incardinada de modo creciente en la estrategia de expansión capitalista de Occidente e imperialista de Estados Unidos. Estudia luego los comportamientos regionales de España, ante la presión de las fuerzas arriba mencionadas, y enfoca finalmente su lente en el País Valenciano, al que estudia pormenorizadamente en los casos de Valencia y Alicante, extendiéndose también a Tarragona, aunque con menor intensidad sociológica.
El libro contiene una bien estructurada sistemática de aproximación a los problemas específicos del desarrollo regional (carreteras, industrias, población, insumosproducto, etcétera), con crítica experta sobre la estrategia inversora y de crecimiento, en sus aplicaciones concretas. Pero tiene interés más general su exposición doctrinal de un regionalismo de los hechos económicos, y sus duras críticas a los comportamientos de las distintas burguesías locales, perdidas entre las ventajas del sucursalismo económico y la reivindicación culturalista; situación que Marco expresa con una frase de José Vicente Marqués, llamando a Valencia «país perplex».
«Los movimientos autonomistas españoles -dice Marco- no parecen haber comprendido que, más allá de las lenguas y culturas regionales, están las decisiones económicas que se toman fuera de la región. Por poner un ejemplo: poca autonomía podrían conseguir las comarcas de la provincia de Valencia cuando les escapan las decisiones de la Ford y de la IV Planta Siderúrgica.
Marco ironiza un poco de la burguesía valenciana, a la que critica su adición al cemento. «La nueva derecha valenciana aclamó la autopista del Mediterráneo como carrer major del País Valenciá y aceptó las macroempresas que son el premio a la ineficiencia del crecimiento de la provincia.» En cuanto a Alicante, «carece de unos criterios de desarrollo económico adaptados a las peculiaridades de la zona».
Se echa de menos en el libro un tratamiento tan en profundidad de los casos de Tarragona y Castellón, lo que priva al libro de la posibilidad de constituir un texto de consulta aplicable a una región geográfica que muestra muchas afinidades a todo lo largo de cuatro provincias (si a Tarragona le reconocernos esas afinidades con el País Valenciano). Así que resumiremos el valor del libro diciendo que representa una aportación importante, pero aún incompleta, al estudio de la planeación regional.
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