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Viva reacción italiana contra denuncias de intelectuales franceses

Personalidades de la cultura y de la política italianas se han alzado al unísono contra las acusaciones que vienen de Francia. « En nombre del compromiso histórico», Italia viviría en un «estado represivo». Así lo creen por lo menos Jean Paul Sartre, Michel Foucault, Claude Mauriac y casi los treinta intelectuales franceses que han fundado un «Comité contra la Represión en Italia» y enviado un llamamiento a la Conferencia de Belgrado.La ocasión o pretexto para la polémica ha sido la detención de días pasados en París, por orden de la Interpol, de Francesco Berardi, llamado «Bifó», el estudiante que en marzo pasado se distinguió en Bolonia por sus emisiones sobre las manifestaciones de estudiantes y los movimientos de la policía a través de la emisora privada Radio A lice. La justicia italiana le persigue por instigación a delinquir. Los intelectuales franceses que han organizado el «Comité contra la Represión en ltalia» han mantenido una conferencia de prensa en casa del sicoanalista Félix Gattari, quien ha llegado a definir a «Bifó» como un «chivo expiatorio inmolado en aras del compromiso histórico, que lucha con la contestación del movimiento real de los obreros, de los desocupados y de los intelectuales disidentes».

La reacción de los comunistas italianos a tan campanudas acusa ciones ha sido puntual y autoriza da. El alcalde de Bolonia, Renato Zangheri, ha replicado en el diario Le Monde a las acusaciones de María Antonietta Maciocchi, una ex diputado comunista italiana experta en Grarrisci que ahora enseña Sociología en Vincennes, invitando a los intelectuales franceses a visitar Bolonia y experimentar el «estado permanente de asedio» en el que dicen que se encuentra la ciudad. El alcalde dice más: «La represión en Italia es mucho más débil que en otros.países de Europa, como Alemania Federal, gracias a las luchas de los partidos comunista y socialista.»

A la palestra de la polémica ha bajado incluso el historiador más autorizado y documentado que tiene el comunismo oficial italiano, el profesor Paolo Spriano. En el semanario radical socialista LEspresso considera el llamamiento de París como «una denuncia grotescamente ideológica».

En la polémica no podía faltar una voz democristiana. Adolfo Sarti, que ha sido ministro de Turismo y del Espectáculo, ha comentado que las afirmaciones de los intelectuales franceses son fruto del «alto nivel de falta de información sobre las cosas italianas que reina en el mundo cultural francés».

Por otro lado, el Congreso acaba de autorizar a la Magistratura para que proceda judicialmente contra el secretario del Movimiento Social Italiano, Giorgio Almirante, p9r reconstrucción del partido fascista. La Constitución italiana lo prohibe terminantemente, pero desde los comienzos de los años 70 en que el fiscal general de la República en Venecia, Bianchí de Espinosa, abrió una encuesta judicial contra Almirante, el Parlamento no se había pronunciado.

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