Serán juzgados por sus resultados económicos
«Hace tiempo ya que los medios economicos juzgaban indispensable una amputación del valor de la moneda española. La crisis económica, que las preocupaciones políticas habían dejado de lado durante inucho tiempo, pesa ahora con toda su gravedad sobre la Península Ibérica...Indudablemente, la situación es grave al otro lado de los Pirineos. La inflación aumenta, su tasa ha alcanzado cerca del 20% en 1976, y al ritmo de los primeros meses de 1977 se corre el peligro de llegar al 30% en 1977.
La erosión monetaria ha sido rápida en enero y en febrero (3% y 2,9%. respectivamente), hasta el punto de que el Gobierno ha rehusado publicar las estadísticas oficiales.
El crecimiento de la economía española está prácticamente detenido y el número de parados ha llegado a representar cerca del 7% de la población activa a fines de 1976. El Gobierno había presentado en febrero último un plan de lucha contra la inflación y el déficit exterior...
Aparentemente, este plan de lucha ha sido ineficaz o insuficiente. De todas formas, la preocupación de orden electoral no permitía que fuera puesto en práctica con todo el vigor necesario.
Ahora ha llegado la hora de las decisiones. A partir de este momento, la suerte del Gobierno Suárez está más o menos ligada al éxito de su política en materia económica. Una devaluación de la peseta no sería eficaz si no fuera acompañada de medidas drásticas en todos los dominios.
En febrero de 1976, una primera devaluación del 10%, que precisamente no había sido acompañada de las medidas necesarias, no tuvo ningún efecto, salvo el de aumentar el costo de las importaciones indispensables. Esta vez la apusta es decisiva: el Gobierno Suárez y sus ministros serán juzgados por eficacia de su plan de lucha contra la crisis.»
12 julio
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