Hoy comienza el ciclo de grandes realizadores

El caluroso verano madrileño nunca se ha caracterizado por un gran dinamismo en su cartelera cinematográfica. Los estrenos fuera de temporada son escasos y la Filmoteca Nacional, reducto de cinéfilos, cierra sus puertas hasta la llegada del otoño.

Tal vez por ello, el CicIo de Grandes Realizadores que comienza a partir de hoy en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, en colaboración con la Filmoteca, consiga paliar un poco el aburrimiento que invade un año si y otro también a los que tienen que permanecer en Madrid durante julio y agosto. La programación, que continuará hasta el día 15 de agosto, está bien montada. Como siempre ocurre en este tipo de ciclos, se echan de menos obras y autores, pero no podía ser de otra forma. En todo caso, la panorámica, considerándola desde el punto de vista de muestra reducida para una temporada corta, reúne los nombres más conocidos del cine como arte.

La elección de obras se rige por un criterio algo comercial, teniendo muy en cuenta que el público al cual se dirige no es de especialistas. Doy como ejemplo Muerte en Venecia, de Visconti Gritos y susurros, de Bergman; Tristana, de Buñuel o la presencia como representación rusa de Eisenstein en vez de, por ejemplo. Dovjenko o Pudovkin. Al lado de estas semiconcesiones se han seleccionado filmes que como Order, de Dreyer; Il grido de Antonioni. o Figures in Landscape de Losey, no han logrado una difusión masiva por múltiples motivos.

Lo que sí parece claro es que el sufrido espectador medio madrileño va, durante un corto espacio de tiempo, a contar con una programación asequible, más o menos coherente y que intenta abandonar el elitismo un poco obligado en que se ha desenvuelto la Filmoteca. Desde Buster Keaton hasta Hitchcock, pasando por Rossellini. Godard, Resnais, Ford, Berlanga o Peckinpah (de quien se proyectará Pat Garret and Billy the Kid, desde mi punto de vista el mayor error en la programación), toda una serie de realizadores importantes, van a verse reunidos en lo que debiera convenirse en Muestra Permanente de Grandes Realizadores. Esto, junto al impulso de obras actualmente más minoritarias, tal vez contribuiría a elevar el desdichado aspecto de nuestras carteleras, inundadas de títulos como El gendarme se casa o No te vayas, mamá.