Exposición antológica de Antonio Winkelhöfer
«Claro que soy mejor que Doré. Sus ilustraciones de El Quijote no tienen sentido del humor, que es lo más importante de Don Quijote y de Sancho», dice el pintor austríaco Antonio Winkelhöfer a EL PAIS. Y luego, más en serio: «La verdad es que Cervantes tampoco desarrolló el humor en el resto de su obra, pero es lo que más me gusta de El Quijote. De lo de Doré, exagero: él es un pintor de finales del XIX, y yo de casi de finales del XX ...»Ayer se inauguró una exposición antológica de su pintura, en la Galería Adrada, de Madrid. Antonio Winkelhöfer, que lleva en Santander desde los primeros años cuarenta, ha sido descubierto por el editor Manuel Martín Ramírez y por la sociedad cervantina. Una carpeta con sus ilustraciones de El Quijote acaba de ser publicada, y estuvo expuesta con motivo de la Feria del Libro, en el Salón de Nobles de la Biblioteca Nacional.
«Me enteré por EL PAIS de que se había editado la carpeta. La verdad es que el editor me había buscado pero no me encontró. Los dibujos son de 1950, se los vendí a Pedro Illa, que entonces me encargó ilustrar la Biblia. Hice algunos dibujos, pero a lila no le fue bien económicamente, y la cosa acabó ahí. Los descendientes de Pedro lila son los que han dado la carpeta a publicar, patrocinado por la Sociedad Cervantina.»
Y ahora se prepara la edición de El Quijote de Avellaneda, y los retratos de Sancho. Y dice: «Aunque no me gusta dibujar de encargo, creo que haré los ejemplares y quizá el Persiles, que me gusta mucho... Y Rilke.» Rilke es otro austríaco que también tuvo que ver con España, donde Antonio Winkelhöfer ha pasado la mayor parte de su vida. En la exposición de Adrada hay una muestra -más dibujo que pintura- de todos esos tiempos, desde que hiciera dibujo antinazi en el diario socialdemócrata Arbeiter Zeitung, o, tras su cierre por Dolfus, en el nacionalista Sturm uber Osterreich. De su paso por Santander, donde comparte estudio de pintor con el Grupo Más -entre los que están César Abin, Pereda de la Reguera, Gutiérrez de la Concha-, o de la huella que dejan en su arte, que todo lo intentó. sus maestros Antios Trcka o el expresionista Egon Schiele, y finalmente, el propio Gustav Klimt. Para los que somos sus amigos esta exposición es, a un tiempo, un homenaje.
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