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Oswaldo Guayasamín y su peregriaje por la crueldad humana

Entrevista con el pintor ecuatoriano

Ángel S. Harguindey

Si el mundo del arte se mueve en terrenos de difícil transcripción al lenguaje escrito será necesario utilizar baremos extraartísticos para medir la importancia de las obras y de sus creadores. En este sentido Oswaldo Guayasamín es, sin duda, uno de los pintores vivos más importantes de Latinoamérica. El pintor ecuatoriano se encuentra de paso por Madrid y concedió a EL PAIS las siguientes declaraciones:

«Personalmente creo que tengo tres maneras de enfrentarme con el hecho artístico. Cuando pinto paisajes o flores lo que más me influye es mi estado de ánimo. Si estoy triste procuro pintar algo vital, hermoso... Los retratos los pinto con el aprovechamiento de mi técnica. En realidad me limito a ser un intermediario entre el modelo y el lienzo. Los cuadros «grandes», no exactamente por su tamaño sino por el tema, son los que están más influidos por una serie de razones culturales más complejas: filosofía, economía, política y un amplio etcétera. A este tipo de obras corresponde la serie de cuadros y dibujos de La Edad de la Ira.»Añadamos que La Edad de la ira es un ambicioso proyecto de Guayasamín que puede ser cuantificado con dos datos: 8.000 dibujos y 250 cuadros sobre los problemas del hombre contemporáneo y más específicamente sobre sus padecimientos.

«Estuve siete años recorriendo prácticamente todo el mundo, desde China y Japón a los campos de concentración europeos, realizando en los mismos lugares que visitaba los bocetos de lo que después serían cuadros. La Edad de la Ira pretende ser un canto de solidaridad y libertad y en él incluyo obras inspiradas en las grandes tragedias del hombre del siglo XX, tanto del Este como del Oeste. También está representada en la serie la América Latina del cono Sur. Precisamente ahora, en Madrid, se exhibe un cuadro-homenaje a Salvador Allende, Pablo Neruda y Víctor Jara, que pinté en Barcelona porque vivía allí cuando ocurrió el «pinochetazo». Todo ello lo he donado a mi país, Ecuador, en donde el arquitecto catalán Busquets realizará el edificio que albergará toda esta obra.»

La casa del pintor en Quito es una especie de museo-taller-fundación. Por allí pasan las jóvenes promociones de pintores del continente y los estudiosos de antropología, puesto que posee una importantísima colección de objetos precolombinos, también donada al pueblo ecuatoriano. En el actual. museo Guayasamin se realizan anualmente cuatro exposiciones, tres de ellas dedicadas al descubrimiento de nuevos talentos y una a algún pintor consagrado. Los tres próximos años colgarán sus obras allí Benjamín Palencia, Barjola y Alvaro Delgado.

«Respecto a mi posible influencia de Picasso, he de decir que nadie en la pintura universal puede alejarse de la influencia de Picasso, y creo que hay que ser muy fuerte, poseer una vigorosa personalidad para arrancarse de esta influencia. Con él coincido más en su actitud de denuncia y solidaridad -reflejada en el Guernica- que en la forma plástica.»

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