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Escepticismo ante los planes angloamericanos sobre Rodesia

Juan Cruz

El Gobierno británico esperaba el escepticismo con que los países de la Commonwealth, y especialmente los africanos, han acogido en Londres los planes del Reino Unido y de USA para terminar pacíficamente con la rebelión de Ian Smith en Rodesia. Los líderes negros, y en particular Kenneth Kaunda, de Zambia, creen que ha sido precisamente Gran Bretaña, a través de sus compañías petrolíferas, la que ha permitido que la rebelión prospere, Salisbury consigue esa energía, que Kaunda califica de «material bélico», a través de compañías inglesas que operan con Suráfrica. Mientras dure esa situación, el régimen de Smith seguirá vivo «y nosotros no debemos tener excesivas esperanzas con respecto al éxito de la iniciativa angloamericana », ha dicho Kaunda. La posición británica ha sido apoyada, sin embargo, por Tanzania, que aún cree en la viabilidad de la iniciativa angloanlericana.La guerra en Africa del Sur parece inevitable. Se extenderá como la pólvora a los países vecinos de Rodesia y Suráfrica si no se eliminan sus causas y si la ayuda que. reciben ambos regímenes no se corta de raíz. La alternativa es apoyar materialmente a los grupos guerrilleros que ahora existen en Rodesia y a los que ya luchan en Namibia.

Los países de la Commonwealth discutieron ayer de nuevo en Londres las perspectivas de Africa del Sur La cuestión ha estado en su agenda desde 1965, cuando Smith declaró unilateralmente la independencia de Rodesia y formó un Gobierno de la minoría blanca.. Del fracaso de las «acciones morales» de la Commonwealth a lo largo de estos doce años ha sido culpable el Gobierno británico, de acuerdo con los líderes negros, porque no ha cumplido las resoluciones contra el régimen de Smith.

El Reino Unido insiste en que la propuesta de pacificación constitucional, que debería cumplirse en 1978 con la transferencia de poder a la mayoría africana en la colonia rebelde, sigue en pie. Sin embargo, su compromiso con los guerrilleros que luchan contra Smith ha quedado claro: la lucha armada es inevitable y seguirá paralelamente a las negociaciones que David Owen, el ministro británico de Exteriores, va a tratar de restablecer en el curso de las próximas semanas.

Nadie, ni siquiera Gran Bretaña, ha mostrado demasiado entusiasmo esta vez por las perspectivas de esa iniciativa. «Smith no es sincero en sus negociaciones. El no tiene intención de entregar el poder a la mayoría. Su cooperacion en este ejercicio se hace para ganar tiempo y consolidar su régimen. Si sus intenciones fueran genuinas, no protagonizaría actos de agresión contra los Estados independientes de Africa, como el realizado contra Mozambique.»

Kaunda, que ha hecho ese planteamiento, ve la guerra como el único medio de lograr justicia en el territorio.

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