San Isidro, como San Fermín
En Pamplona hay una canción que dice: « ... pero San Fermín. que todo lo ve, si te ve caer y si tienes fe, te levantará ... » En los encierros de la capital navarra el patrón de la ciudad es verdad que está al quite cuando los mozos se ven en apuros. En Madrid, San Isidro también ayuda lo suyo en la feria. Las figuritas se encomiendan a él y casi siempre los toros mas grandes que tienen que lidiar salen cojos. Por la mañana todos han pasado el reconocimiento brillantemente.San Isidro echó ayer la misma mano a Teruel que a Manzanares hace unos días. Al madrileño le salió en primer lugar un miura que desde luego no llevaba el sello de la casa. Era de esperar que su segundo lo fuera. Y así ocurrió. Un toro grande, largo no tan descarado como otros, pero un miura con todas las de la ley. Hubo que echarle a los corrales por cojo y en su lugar salió uno del Pizarral que no admitía comparación con el otro. Con Manzanares ocurrió lo mismo en la corrida de Antonio Méndez.
De esta manera, la última figura que ha pasado por San Isidro se ha ido también con más pena que gloria. Una orejita en su primera tarde y vale. En el sobrero que que lidió no le gustó su embestida, y como el público también gritaba que estaba cojo Teruel hizo lo posible para hacer más ostensible su defecto. Ni intentó la faena, y lo único fácil que tenía, entrar a matar, lo hizo mal.
Pero esto lo hicieron igual los demás diestros. Y a la hora de coger el verduguillo, ¡no digamos! Los seis toros se llevaron un total de veinte descabellos. Y es que los miuras son, a veces, muchos miuras.
Y para hoy, otro plato fuerte: los pablorromeros. Paquirri iba a estar ante ellos. Diferencias económicas lo impidieron. Paquirri, por tanto, tampoco podrá intentar mejorar el par de banderillas que ayer pusieron a la plaza en pie. Después de ponerlos Curro Alvarez. Teruel ni siquiera lo intentó. Hubo a quien esta renuncia le costó la pérdida de una apuesta. Y es que después del soberbio par de Alvarez hubo apuestas en los tendidos: «¿A que Teruel no se atreve a coger los palos otra vez?» Efectivamente. no se atrevió. y hubo incluso quien se alegró.
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