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Un tren y noventa y seis niños, rehenes de terroristas

«No podemos detener la democracia por la presión de una docena de personas», declaró Joop Den Uyl, primer ministro holandés, con tono grave, confirmando que las elecciones legislativas se celebrarán el miércoles, día 25, como estaba previsto, a pesar de la tensa situación creada por el doble secuestro de dos grupos de nacionalistas moluqueños, que mantienen como rehenes, desde las diez de la mañana de ayer, a cincuenta personas en un tren y a 111 niños en una escuela. A primeras horas de la noche fueron puestos en libertad quince escolares, todos ellos surmoluqueños.Sobre el terreno, en la pequeña localidad de Snilde, cerca de la ciudad de Assen, en el noroeste de Holanda, Andreas van Agt, ministro de Justicia, intenta establecer una negociación con los terroristas moluqueños.

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La escuela, mientras, rodeada por la policía a cierta distancia, tiene todas las ventanas cubiertas con cortinas, o papeles de periódicos. Sólo una vieja mujer, moluqueña, pudo entrar a mediodía para llevar comida a los 111 niños secuestrados, de seis a diez años de edad. Muchas de las familias de los rehenes viven a pocos metros de la escuela y, según testigos presenciales, los secuestradores hicieron varios disparos sobre los padres de los escolares que se acercaron al edificio, poco después de conocerse el secuestro, para tratar de entablar negociaciones con los terroristas. No se tiene ninguna noticia de que alguien hubiese resultado herido y se sospecha que el objeto de los disparos era amedrentar y alejar de la escuela a los padres.

En relación con el tren, cuyo destino era La Haya, salió a las diez de la mañana de la ciudad de Gröningen, situada también en el noroeste del país. A quince kilómetros fue detenido por la señal de alarma. Un grupo de seis personas, entre ellas una mujer, amenazó con armas a los pasajeros gritándoles: «Esto es un secuestro», algunos pasajeros consiguieron huir.

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El Gobierno holandés, decidido a conseguir la liberación de los rehenes sin derramamiento de sangre

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Los dos maquinistas fueron expulsados por los terroristas moluqueños, probablemente para evitar que pudiera continuar la marcha del tren. Unas cincuenta personas sigue en poder de los moluqueños, en el tren detenido en pleno campo.

Por otra parte, el Gobierno, con los nervios propios de la situación, está ansioso por entablar negociaciones con los secuestradores y discutir con ellos la forma en que puedan ser liberados sanos y salvos todos los rehenes.

Del clima de nerviosismo existente da idea el hecho de que pasadas las ocho de la noche, el propio ministro de Justicia anunció el secuestro de un segundo tren, cerca de Rotterdam, secuestro que fue desmentido cinco minutos después por la televisión holandesa. Parece que un tren de cercanías, que entraba por una vía equivocada en la estación de VIaardingen, se detuvo ante un grupo de moluqueños, lo que dio pie inmediatamente al jefe de estación para pensar que estaba ante un segundo acto terrorista.

Asimismo se han adoptado extraordinarias medidas de precaución ante el consulado de Indonesia en Amsterdam, que está totalmente rodeado por fuerzas policiales en previsión de que el edificio pudiera ser atacado por un comando moluqueño como sucedió en diciembre de 1975.

Por el momento, y a diferencia de los acontecimientos de hace dos años, los moluqueños independentistas no han adelantado ninguna petición. No reclaman ni la libertad de los condenados por los actos terroristas del 75, ni la autonomía o la independencia de las islas Molucas del Sur.

Movilización general

Sin embargo, a lo largo de las próximas horas, se espera que pueda iniciarse la negociación y conocerse las reivindicaciones, que probablemente serán análogas a las de hace dos años.

La policía holandesa está movilizada por completo, y el aeropuerto de Schipol en Amsterdam se encuentra también en estado de alerta.

En La Haya, el primer ministro Joop Den Uyl, convocó un consejo de su Gabinete con carácter extraordinario, mientras todos los partidos políticos han decidido anular sus mítines electorales. En una palabra, todo el mundo está a la espera.

La gran concentración de moluqueños que residen en el noroeste holandés es el centro de los acontecimientos actuales. Johannes Nanusuna, presidente en el exilio del archipiélago de las Molucas del Sur, declaró ayer en Amsterdam que los secuestros de la escuela y del tren eran «condenables y contrarios a la causa de los moluqueños», agregando que desconocía la identidad de los movimientos nacionalistas que han llevado a cabo los dos actos. Nanusuna los atribuyó a «elementos incontrolados». El presidente en el exilio, que participó en las negociaciones con los secuestradores de 1975, acompañado del clérigo, también moluqueño, Samuel Methiari, no especificó si en esta ocasión pensaba establecer contacto con los terroristas.

A 48 horas de las elecciones generales, que dan como favoritos a los partidos tradicionales, democratacristiano y liberal, y en particular a los socialistas, cuyo jefe de filas es el premier Den Uyl, los políticos holandeses se encuentran ante un problema grave y complejo que todos desean resolver sin derramamiento de sangre, tratando de evitar las tres muertes que ocasionó el secuestro de Beilen.

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