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Las tropas zaireño-marroquíes intensifican su ofensiva

Los acontecimientos marchan a un ritmo veloz en el sur de Shaba. Para el mando zaireño, que da cuenta de nuevos progresos sobre el terreno, las coordenadas militares del conflicto contienen la solución del mismo, tras lo cual se dispondrá del tiempo suficiente para examinar sus implicaciones políticas.La dinámica elaborada por el Estado Mayor responde a la orientación personal de Mobutu, para quien lo esencial, en estos momentos, es evitar el menor respiro a los katangueños, luego de que éstos vieron rota su espina dorsal en Kasaji.

En cuanto a las advertencias del Gobierno de Angola, la última de las cuales se produjo ayer, a propósito de las violaciones de su espacio aéreo por parte de la aviación zaireña, aquí no se les da, aparentemente, mucha importancia, considerándolas como una especie de obligación moral hacia los invasores, a cuya liquidación se habría «resignado» la «coalición ruso-cubana».

Sin otros elementos de juicio, los observadores se hallan confinados a barajar exclusivamente el lado militar de la guerra, en el cual, notoriamente, la superioridad logística y en efectivos combatientes ha basculado del lado de las fuerzas de Kinshasa.

Los katangueños ocupan las localidades de Kapanga, Dilolo y Sandoa, en la última de las cuales estarían fuertemente atrincherados.

Las fuerzas zaireño-marroquíes mantienen sus elementos de cuña en dirección de Sandoa y Dilolo, según las informaciones fragmentarias llegadas aquí.

Significa esto que Kapanga es considerada como un objetivo menos difícil, puesto que detrás de ella se encuentra la barrera del río Kasai, mientras que al sur los ex gendarmes podrían fácilmente replegarse al interior de Angola.

Al parecer, los katangueños tropiezan con grandes dificultades para llegar a coordinar sus esfuerzos de resistencia, pese a lo cual nadie aventura aquí cuál será el momento en que podría concluir el conflicto, en su fase convencional, aunque se sigue mencionando el final de mayo.

La toma de Kasaji ha sido calificada por Kinshasa como el fin de las ilusiones de los invasores, en lo que se refiere a la conquista de la región minera de Shaba.

La periferia de Kasaji continuaba ardiendo esta mañana, mientras las tropas gubernamentales recuperaban gran número de municiones abandonadas por los katangueños, en lo que la agencia oficial Azap califica como una huida desordenada.

La importancia de los combates que enfrentan a los ex gendarmes, cuyo número se calcula todavía en un millar, y los zaireño-marroquíes, ha sido asimilada a la de escaramuzas de intensidad media en las que raramente se contabilizan prisioneros. Mobutu y los otros jefes militares de este país han señalado que en su opinión la guerra de Shaba habría entrado en su acto postrero, pero el hecho de que todas las actividades políticas, económicas y diplomáticas del primer mandatario zaireño hayan sido transferidas a Kolwezi es interpretado como un síntoma de que el conflicto podría prolongarse por algún tiempo.

La conclusión militar de la guerra de Shaba antes de la próxima cumbre de la OUA, prevista en Libreville a comienzos de julio, tranquilizará con toda probabilidad la conciencia de una parte de Africa compuesta por aquellos países que evitaron pronunciarse sobre el conflicto por compartir en su fuero interno el sentimiento de repudio a las tentativas de injerencia exterior y, al propio tiempo, el convencimiento de que la situación política zaireña es mucho más confusa de lo que aparenta visiblemente.

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