José Mauriño,
profeta de una secta satánica y fanática, de 35 años, mulato, es el jefe del grupo que el pasado domingo, y durante la celebración de una ceremonia de purificación, arrojó desde el acantilado de Ipitanga (Bahía, Brasil), a ocho niños. «Es la purificación -dijo- y aquel que es desobediente baja al fuego de los infiernos donde vive el espíritu de Satanás.» La secta fue entrevistada por la televisión local, y allí comunicaron su ceremonia. Se ignora el número de niños que han sido sacrificados desde la creación del grupo.
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