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"La Unión Soviética necesita una nueva ideología"

«La Unión Soviética necesita una nueva ideología.» De esta forma se expresó el disidente ruso Andrei Alexeyevich Amalrik durante la conferencia de prensa que celebró ayer en un hotel de Madrid.Arnalrik, al contestar a una pregunta concreta de EL PAIS, sobre la eventualidad de una «guerra fría» en el caso de que Occidente tome un claro partido por el movimiento contestatario en el Este europeo, dijo que el término guerra fría le parecía propagandístico. «Las presiones occidentales a la Unión Soviética deben mantenerse dentro de ciertos límites. Ningún país occidental quiere ejercer una presión excesiva. Sin embargo, el problema reside en saber dónde está el límite de esa presión. No creo que resulte una presión exagerada solicitar que la Unión Soviética cumpla todos aquellos pactos internacionales que ha firmado. Si acaso, los señores Marchais o Berlinguer dijeran a Brejnev quién debía ser nombrado jefe del KGB, en ése caso sí podría hablarse de una presión que interfiriera en los asuntos internos de un país. »

El disidente, residente en Utrech (Holanda) desde su salida de la URSS en julio del año pasado, declaró, asimismo, que no había solicitado entrevistarse con ninguna alta autoridad española, como viene haciendo en otros países, «por considerar que España tiene ahora otros problemas y la lucha por el movimiente disidente no es prioritario».

El tema del eurocomunismo mereció la explicación más exhaustiva. Amalrik está remiso ante este término y prefiere la definición de «comunismo latino». En segundo lugar y refiriéndose al caso del PCE, aclaró que no lo conocía bastante, pero el hecho de que «su secretario general, Santiago Carrillo, haya estado a favor de la democratización, demuestra un punto positivo», si bien, subrayó, «el futuro demostrará la sinceridad de tales partidos eurocomunistas, que poseen notable diferencia entre ellos, puesto que el líder italianó Gramsci fue el primer disidente soviético, como lo demuestra su testamento. Las palabras más duras fueron, sin duda, para el. secretario general del PC Francés, Georges Marchais, al que calificó de «estalinista».

El que gentilmente es denorninado en los paises latinos «profesor» Amalrik (él se considera autodidacta), estableció dos criterios para enjuiciar el fenómeno eurocomunista: primero, a partir de la democratización interna del partido, considerando que si no existe libertad en el seno de estos PC se le hace muy difícil aceptar que, llegado el momento, los comunistas acepten democráticamente al resto de los partidos. En un segundo aspecto , las relaciones entre eurocomunistas y partidos comunistas en el poder, Amairik no ocultó un cierto desencanto: « Los eurocomunistas -dijo- tienden las dos manos hacia Moscú, pero a los disidentes tan sólo le dan el dedo meñique.»

«No me adscribo a ninguna tendencia política de tipo occidental -comentó Amairik-, pero soy decidido partidario del socialismo con rostro humano.»

Declaró también que cree positiva la política emprendida por el presidente Carter, que los disidentes están a favor de la distensión, que tiene la esperanza de mantener un debate abierto con Carrillo, y que está contento al comprobar el tránsito español de un régimen totalitario a otro democrático, lo que espera para su país, donde en «veinte años, cualquier intelectual que he conocido, incluso adicto al régimen, no ha seguido los principios marxistas-leninistas», y donde hay «entre veinte y 30.000 presos políticos».

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