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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El comisario de la ilustración

Autor teatral, filósofo, crítico literarío: Anatoli Lunacharski es un magnífico ejemplo del tipo de intelectual multiforme y romántico que puede sentirse fascinado ante la perspectiva de la revolución. Sibich la obra de Sheila Fitzpatrick analiza con detalle las principales etapas del Narkomprós (Comisariado del Pueblo para la Educación) durante el período 1917-1921, también nos ofrece un esbozo de la trayectoria de Lunacharski antes de la revolución de octubre.Hasta 1917 Lunacharski parece demostrar una habilidad sistemática para ponerse del lado malo. En 1908 el año de Materialismo y empiriocriticismo, Lunacharski se encuentra en la escuela de partido organizada por Gorkien Capri y en compañía de A. A. Bogdánov, el blanco de las iras de Lenin. Es más, su Religión y socialismo es el ejemplo perfecto del tipo de libros que debían sacar de quicio a Lenin, quien, según Solomon, habría calificado a Lunacharski en 1913 de verdadero charlatán.

Sheila Fitzpatrick, Lunacharski y la organización soviética de la educación y de las artes (1917-1921), Madrid

Siglo XXI. 1977.

Sin embargo, en 1920, en un momento en que habría razones para suponer un enfrentamiento entre Lenin y Lunacharski en torno a las actividades del Proletkult, Lenin dijo de él: «Está volcado hacia el futuro con todo su ser.» Lo que viniendo de labios de Lenin resulta, sin duda, un inesperado elogio y una muestra de lo que los tres años de revolución habían cambiado en el temperamento del padre del bolchevismo.

La historia de los cuatro años que Lunacharski permanece al frente del Narkomprós es la hístoria de cuatro años de continua derrota de los sueños frente a una realidad tan sórdida como insoslayable. La paradoja de que debiera ser un romántico quien hiciera frente a las crueles condiciones de la Rusia devastada no podía ser totalmente superada por las intervenciones de Lenin en el Narkomprós a través de su esposa Krúpskaia. Y es muy posible que ningún político, por muy avezado y realista que fuera, hubiera podido enfrentarse con éxito a los inmensos obstáculos con los que debió luchar Anatoli Lunacharski.

La política del Narkomprós se orienta en tres direcciones principales: la enseñanza escolar, la universidad y la ciencia, y el fomento de las artes y la literatura. En la enseñanza escolar se intentaba poner en funcionamiento un nuevo sistema educativo, pedagógicamente revolucionario, politécnico, pluridimensional, capaz decrear el hombre nuevo con el que soñaban los revolucionarios. La miserable realidad de frío y hambre, en cambio, lleva a los maestros al robo y la prostitución, provoca la utilización como leña del mobiliario escolar y hace que el material pedagógico brille por su ausencia.

Lunacharski soñaba con abrir la universidad a los trabajadores, con fomento el desarrollo de la ciencia y ejercer un patronazgo liberal de la investigación. Los académicos se niegan a aceptar las directrices del Gobierno bolchevique, boicotean las universidades populares y consideran que las iniciativas del Narkomprós, por sistema, suporten un atentado contra sus derechos. (Aunque es de suponer que algunos entre ellos recordarían con emoción a Lunacharski cuando llegó el momento de la pareja Stalin/Lisenko.)

Y en las artes, Lunacharski se vio atrapado entre los gustos conservadores de la mayoría y el ultravanguardismo del Proletkult, desgarrado entre sus propios gustos y su percepción de las exigencias de la realidad social y política. Así, la historia del Narkomprós y de Lunacharski es una historia trágica, la historia de un fracaso inevitable, el primer capítulo de la derrota de los ideales y las esperanzas despertados por la primera revolución proletaria.

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