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Los PC del Este estiman inminente la nueva "cumbre" comunista

En la Europa socialista se espera la inminente convocatoria de una nueva conferencia de partidos comunistas europeos. En esta reunión, a la que se invitarla a los partidos que tomaron parte de la cumbre de Berlín del pasado verano, se trataría de buscar una vía media entre esa reunión y la celebrada en Sofía a comienzos de marzo, que tuvo carácter de «ideológica». pero con pocos resultados prácticos.

Aunque Moscú no ha dejado traslucir nada sobre la nueva conferencia, otros países socialistas han adoptado ya una postura frente a su posible convocatoria. El secretario del PC yugoslavo, Grlickov, ha dicho claramente que su partido no tendría inconveniente en asistir, «siempre que se acepte en ella como punto de partida el principio de la igualdad de todos los participantes». Su colega del PC húngaro, Gyoeri, ha señalado en un artículo publicado en el órgano central de su partido que no sería inoportuno dialogar sobre el camino particular de cada partido comunista hacia la conquista del poder y el establecimiento de una sociedad socialista en el país al que pertenece.Según se desprende de impresiones manifestadas en, el bloque oriental, la conveniencia de la convocatoria de una nueva conferencia a este nivel se planteó en firme tras la reunión eurocomunista celebrada en Madrid a principios de marzo. Las consecuencias de un «enquistamiento» del ala eurocomunista parecen asustar a Moscú, que no lo previó suficientemente en la cumbre de Berlín. Poco después del encuentro de Madrid, la URSS trató de movilizar en vano, en favor de su posición, a los PC de Suecia y Austria, pero el resultado fue la escisión clara del primero y la inoperancia del segundo, que en 1968 alejó de sus filas a la. mayoría de sus militantes más valiosos.

En cuanto al intento que significó la asamblea «ideológica» de Sofía, cuyo primer objetivo fue el de crear un esquema válido para todos en la represión de las posturas criticas dentro del propio socialismo del bloque oriental, la mayoría de los países asistentes consideró que la reunión debería quedar en «intercambio de impresiones», sin carácter decisorio alguno. Checoslovaquia se vio prácticamente aislada en su intento de concentrar la solidaridad de los Gobiernos socialistas vecinos. Sofía fue también ocasión de que Ceaucescu, de Rumania, reafirmase su postura favorable a una aproximación a los PC occidentales, lo cual no coincidía, precisamente, con el espíritu que se pretendía imprimir a la reunión.

Respecto del lugar que se elegiría para la nueva conferencia comunista se cita Bruselas, según la agencia yugoslava Tanjug, y Viena.

En relación con el tema de los disidentes, Milovan Djilas, la autoridad más eminente de la contestación política en Yugoslavia, manifestó ayer, mediante un artículo publicado por el periódico italiano La República, que los regímenes del Este no pueden poner fin a la corriente reivindicativa y crítica que se extiende por todos estos países.

Djilas establece en su artículo que el documento checoslovaco Carta 77 bien pudiera ser tenido como referencia para el movimiento disidente en el resto de los países del bloque suroriental. El ex vicepresidente yugoslavo agrega que la contestación ha demostrado que en la Europa del Este hay un movimiento de oposición que no puede ser ignorado ni siquiera por los propios Gobiernos comunistas.

Mientras Djilas expone sus criterios en la prensa occidental, otro disidente, en este caso de la República Democrática Alemana; Helmuth Nitsche, y su esposa han sido detenidos a raíz de una carta que el disidente envió al presidente norteamericano, Carter.

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