Una versión "descentralizada"

Joaquín Vaquero Turcios es el encargado de realizar el monumento al descubrimiento de América en la plaza de Colón. En su obra anterior existe una extensa labor en el campo de la pintura mural y la plástica integrada en la arquitectura y espacio urbano junto a su importante trabajo realizado en pintura de caballete. El señor Vaquero nació en Madrid, en 1933, está casado y es sobrino-nieto del poeta Rubén Darío. Hizo sus estudios artísticos en España, Italia, América Central y Estados Unidos. Su carrera artística se ha visto compensada con numerosos premios, entre los que cabría destacar el primer premio de Pintura de la III Bienal de París en 1963, premio ENIT de Roma en 1962, etcétera.

E. P.: ¿Cuál es la forma que ha dado a este episodio histórico?

JOAQUIN VAQUERO: Cuando recibí este encargo, me resultó evidente que el tema de un monumento en la plaza de Colón no podía ser otro que el de ese hecho que, a pesar de tener medio milenio a sus espaldas, no se conoce tan bien como debiera y que se llama el descubrimiento de América.

En cuanto al tratamiento hay que considerar que España, cuya incuria cultural es auténticamente increíble, ha dejado que se asentase una versión oficial, castellanista y mitificada, tan desenfocada en conjunto como en detalle. Es la versión formada por una superposición de imágenes de las joyas de la reina Isabel con Fray Juan Pérez de Marchena, Rodrigo de Triana y las Tres Carabelas. Nada más lejano a la realidad, porque, ¿dónde están los nombres de Luis de Santángel, valenciano que sufragó los gastos del descubrimiento, Juan Cabrero y Gabriel Sánchez, hombres de la Corona de Aragón, sin cuya intervención, quizá, no hubieran zarpado las carabelas; fray Diego de Deza, amigo y protector de Colón, etcétera? Además de todos éstos «olvidados», en el monumento se recoge la lista de los 87 tripulantes procedentes de Huelva, Jerez, Lequeitio, Santoña, Segovia, etcétera.

EL PAIS: ¿Cuál es la forma que ha dado a este episodio histórico?

J. V.: El monumento se sitúa en una franja de terreno de 12 por 90, limitada entre la calle de Serrano y el aparcamiento subterráneo existente, sobre el que no se puede cimentar. La estructura debía llenar el espacio en toda su longitud y con una altura media tal que sirviera de primer remate visual al espacio de la nueva plaza o jardín y que por otra parte aislase en lo posible a este último del tráfico.

Dentro de este espacio, hemos dividido la obra en tres partes: la primera está destinada a las profecías hechas acerca del descubrimiento por Séneca, San Isidoro, los mayas... La segunda parte narra la génesis del descubrimiento con escenas del reclutamiento, la entrevista de Madrid, llegada a la Rábida... En el hueco central se incluye la lista de todos los hombres que intervinieron en el descubrimiento. Finalmente, la tercera parte está dedicada al descubrimiento, dominado con la figura de Colón representado tal y como se suele presentar a Jesucristo en las catedrales.Toda la obra está realizada con hormigón. Es el material con el que se construyen las ciudades, el elemento menos triunfalista.

E. P.: ¿Podría calificarse esta obra como la primera obra escultórica popular de Madrid?

J. V.: Sí, porque esa es su intención. Desde luego, no es un monumento triunfalista, sino una pá gina de un libro que el que quiera puede leer. De todas formas, el ideal sería trabajar en barrios con las asociaciones vecinales y sin tomar yo la dirección de la obra, sino que fuera una colaboración entre ellos y yo. Es absolutamente necesario que el arte llegue directamente a la gente. Lo contrario es divismo, elitismo y eso no me interesa.

E. P.: ¿Ha tenido alguna dificultad para realizar la obra?

J. V.: Sólo he tenido las dificultades que se derivan.de un trabajo así. La ayuda de los técnicos ha sido fundamental: la de Bofill, que ha calculado la estructura, y la de Luzuriaga y Velasco, que han dirigido la construcción con gran competencia, ha sido muy importante.