La recta imagen del Metro

Una vez más me acojo al derecho de réplica para aclarar una serie de consideraciones vertidas en su editorial del viernes 25 de marzo, titulado: «La inevitable mala imagen del Metro».1. Creo que no debe ser molesto para nadie, y menos para ese periódico, que me acoja a mis derechos legales (ley de Prensa y derecho de réplica), en vez de a una paternalista o, en todo caso, graciosa «reconocida hospitalidad». Además, resulta que esta hospitalidad puede producirse con la publicación de la carta a una columna en la sección «Cartas al director».

2. Sería cosa de conocer cuál es la «enorme cantidad de intereses que se entrecruzan», y que «han conseguido desconcertar a la Administración». Aquí, los desconcertados somos nosotros. Esta empresa cubría todo Madrid y era rentable hasta que el Estado congeló las tarifas y el crecimiento. A consecuencia de ello hoy sólo cubrimos el 50 % de la ciudad y, con un déficit de 75 millones de pesetas en el último ejercicio, no podemos acometer las obras necesarias para poner en servicio trece kilómetros de línea entregada por Obras Públicas. Nuestros accionistas están, lógicamente, descontentos.

3. Su afirmación de que «el Metro es malo» constituye una libre opinión muy respetable. Las afirmaciones en que se basa esa opinión pueden y deben ser aclaradas. En cuanto a la suciedad, no somos responsables de «las pintadas». Y todas las noches el Metro se limpia por una casa especializada. Luego, la afluencia de público ensucia normalmente y a diario el Metro. De los 711 coches que tiene Metro, 232 son de antes de la guerra. Pero sólo en su aspecto, ya que todos los elementos de motor, seguridad y rodadura han sido sustituidos. Y estos chasis son más robustos que los que hoy se fabrican. La regularidad del paso de trenes en toda la red oscila entre dos minutos cincuenta segundo (hora punta en línea de máxima concurrencia) a cuatro minutos diez segundos (hora no punta en línea poco concurrida), hasta las diez de la noche, hora en la que la disminución de viajeros hace aumentar sensiblemente estos intervalos. Por diversas causas se producen al día retrasos de más de tres minutos en 44 casos de 4.400 viajes completos de veintitrés minutos. Es decir, un 1% del total. En cuanto a las interrupciones de servicio, son normales comparativamente con cualquier metro del mundo y con el de Madrid en los años anteriores. Sucede que últimamente se destacan mucho, y sucede también que últimamente padecernos la invasión de grupos de jóvenes, llamémosles «gamberros» que se introducen en las cabinas de mando vacías y manejan los mandos produciendo interrupciones de servicio. En el mes de marzo han sido puestas a disposición judicial 121 personas por este motivo.