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Éxito político de la gira de Soares por la CEE

La estancia de Mario Soares, primer ministro portugués en la capital belga, última etapa de su periplo europeo, se divide en dos etapas: una primera de contactos bilaterales con los dirigentes belgas y una segunda de reuniones técnicas con los miembros de la Comisión Europea.Mario Soares, que regresará a Lisboa hoy por la tarde, obtiene un éxito político considerable, gracias al apoyo, más o menos entusiasta, de cada uno de los Gobiernos de los nueve a la idea de vincular Portugal en la CEE.

Leo Tindemans, primer ministro belga, y Renaat Van Eslande, ministro de Asuntos Exteriores, ratificaron el apoyo político de Bélgica a la entrada de Portugal a la CEE. Señalaron, sin embargo, la necesidad de definir un período de adaptación.

En la sede de la Comisión Europea Mario Soares inició su jornada a última hora de la tarde. A las seis fue recibido por Roy Jenkins, presidente de la Comisión. A continuación inició una primera reunión de trabajo -que será seguida de otra hoy por la mañana- con Jenkins y los dos vicepresidentes directamente afectados por los problemas de ampliación de la CEE, el alemán Haferkamp y el italiano Natali.

Se espera que los hombres de la Comisión Europea, eurócratas de los problemas comunitarios, explicarán a Soares sus ideas sobre el camino que deberá recorrer Lisboa.

La idea de un desarrollo a fondo de los lazos existentes entre Portugal y la CEE, gracias al acuerdo de libre cambio, en vigor desde el 1 de enero de 1973 (todavía en época de la dictadura de Caetano) podría servir de base para una ayuda masiva de la CEE a la .economía portuguesa.

Ventajas de la democracia

El acuerdo de 1973, firmado en el contexto de los acuerdos de libre cambio CEE/EFTA (zona europea de libre cambio), concede a Portugal una serie de ventajas, agrícolas e industriales, en relación con el Mercado Común.

El golpe de Estado del 25 de abril de 1974, marcó el verdadero cambio, en materia de relaciones CEE/Portugal. Altiero Spinelli, miembro de la Comisión Europea, publicó en aquel momento una declaración saludando la «caída de la dictadura fascis.ta» y deseando que un Gobierno democrático pidiera su adhesión al Mercado Común.

Desde abril de 1974 hasta la actualidad la atención de los europeos por la situación en Portugal no ha dejado de aumentar. Sobre todo en momentos críticos, en que los europeos tomaron conciencia que la única salida era el apoyo a la joven democracia portuguesa; movimiento de solidaridad que hoy justifica el «si» unánime que recoge Mario Soares al término de su gira por las nueve capitales de la CEE. Y es que, a pesar de los graves aspectos económicos de la cuestión, Europa no tiene otra alternativa que estimular el movimiento proeuropeísta portugués.

El optimismo de Soares aparece así justificado. Ayer por la noche, tras sus conversaciones con los miembros de la Comisión Europea, declaró que Portugal espera concluir sus negociaciones de adhesión a la CEE en 1980.

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