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El Gobierno rodesiano deportará a un obispo católico

Juan Cruz

«La deportación del obispo Lamont es un golpe cruel contra la Iglesia de Rodesia», dijo ayer en Londres Gerald Mahon, presidente de la organización Justicia y Paz en Inglaterra y Gales. «La decisión del Gobierno de Smith priva a Rodesia de un luchador sobresaliente en defensa de los derechos humanos y de la práctica de la no violencia y le retira a Lamont sus derechos ciudadanos como habitante de Rodesia.»

Las declaraciones del presidente de Justicia y Paz se han producido tras la decisión rodesiana de iniciar el proceso de deportación del obispo católico. El ministro rodesiano de Orden y Justicia, Hilary Squires, dijo al Gobierno que «no tenía intención de encarcelarle, ya que entonces sería visto como un mártir».

El mismo ministro afirmó que el Tribunal Supremo, que redujo la pena de diez años de cárcel, impuesta al obispo Lamont, acusado de colaborar con los nacionalistas, estudia la posibilidad de privar de su ciudadanía al obispo Laemont, lo que significa el primer paso para proceder a su deportación. Fuentes oficiales de Rodesia han informado que se piensa que la orden de deportación no será efectiva hasta dentro de un mes.

Por su parte, el Foreign Office británico se mostró satisfecho con la reducción de la condena al obispo a un año de cárcel, pero reiteró que el acto «no modifica en nada nuestras opiniones acerca del régimen ilegal que impera en Rodesia».

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