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China quiere ganar la partida a la Unión Soviética en la CEE

El embajador de la República Popular de China en las Comunidades Europeas, Huan Elsiang, se entrevistó ayer en Bruselas con Wilhem Haferkamp vicepresidente de la Comisión, Europea responsable de relaciones exteriores, con objeto de activar los contactos entre Bruselas y Pekín, con vistas a la negociación de un acuerdo comercial China-CEE.

Aunque el hecho no constituye ninguna novedad (Pekín cuenta con un embajador acreditado ante la CEE desde septiembre de 1975) el significado político es importante. Los chinos parecen querer adelantarse a los soviéticos, en materia de relaciones comerciales institucionalizadas con el Mercado Común Europeo.La historia de las relaciones entre Pekín y Bruselas empezaron en mayo de 1972, cuando e primer ministro chino Chu En Lai, declaró en el curso de una entrevista concedida a la agencia France Presse que los chinos pensaban acreditar una misión diplomática ante las Comunidades Europeas.

Pekín rompió el boicot de países comunistas al Mercado Común, cuyos dirigentes, a excepción de los yugoslavos, consideraban la formación de la CEE como la continuidad «imperialista» de la OTAN, en, su versión económico-comercial.

En noviembre de 1974, la Comunidad envió a China, como al resto de países con comercio de estado, un esquema de acuerdo sobre las grandes líneas que podrían seguirse, en caso de negociaciones China-CEE, para la firma de un acuerdo comercial.

El primer gesto significativo por parte de Pekín, para acercar se a las Comunidades Europeas, fue la invitación, en enero de 1975, de sir Cristopher Soames, vice presidente de la comisión y responsable de Relaciones Exteriores, para que visitase China.

Después se sucedieron otra ,visitas de políticos europeos principalmente de ocho ministros de Asuntos Exteriores de países miembros de la CEE.

La filosofía de Pekín hacia el Mercado Común al que siempre han calificado, con toda lógica de institución capitalista, es que unas Comunidades Europeas fuertes e independientes pueden su poner un factor de equilibrio frente al dominio de las dos grandes superpotencias: Estados Unidos y sobre todo la Unión Soviética.

La ampliación de la CEE de los seis a la CEE de los nueve, con la entrada de Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca, fue tratado por la prensa china, como una.«reacción de defensa de los países de Europa Occidental contra la hegemonía de las superpotencias».

Si, políticamente, Pekín quiere ganar la partida a Moscú, estableciendo relaciones diplomáticas con la CEE y actualmente buscando la forma de negociaciones que conduzcan a la firma de un acuerdo comercial, los aspectos económicos tampoco son despreciables.

Los países de la CEE, la República Federal de Alemania, Gran Bretaña y Francia, en particular, mantienen corrientes comerciales importantes en dirección a China Popular.

Los europeos venden equipos industriales, material de transporte, artículos manufacturados y productos químicos. China exporta a la CEE productos alimenticios, materias primas y también artículos manufacturados.

Los chinos han seguido con interés las negociaciones pesqueras CEE-URSS, que suponen un reconocimiento, de facto de la existencia del Mercado Común por parte de Moscú. La pesca puede facilitar los contactos entre la CEE y el Comecón. Los chinos no quieren ser menos. Al contrario, parecen dispuestos a llevar la iniciativa en materia de relaciones CEE-países comunistas como han demostrado hasta ahora.

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