Escalada en en la pugna soviético- norteamericana por los derechos humanos
La nueva Administración norteamericana parece decidida a cumplir sus promesas de interesarse por el respeto a los derechos humanos en el mundo, si bien hasta el momento, sus preocupaciones se han dirigido exclusivamente hacia los países socialistas.Por tercera vez desde que se hiciera cargo del poder el pasado 20 de enero, la Administración Carter hizo ayer un comentario sobre la situación de los derechos del hombre en el bloque socialista. El portavoz del Departamento de Estado, Frederick Brown, declaró que el Gobierno de Estados Unidos ve con preocupación el arresto del disidente soviético Alexander Girizburg.
Donde quiera que ocurra, la persecución de personas que defienden principios contenidos en la Declaración Universal de Derechos del Hombre, o que trabajan por el cumplimiento del acta final de la Conferencia de Helsinki, es algo que provoca profunda preocupación a todos los norteamericanos, dijo el portavoz.
Brown dijo que Girizburg es un prominente defensor de los derechos humanos, y que parecía estar sometido a un tratamiento especialmente duro.
A finales de enero, el Departamento de Estado norteamericano hizo su primera e inusual declaración sobre los derechos humanos en un país socialista, al criticar la persecución de que eran objeto los firmantes de la Carta 77 en Checoslovaquia, y afirmar que tal persecución violaba los acuerdos de Helsinki.
Sólo dos días después, una nueva declaración de la Secretaría de Estado advertía a los soviéticos de que no intentaran silenciar ni intim a otro conocido disidente soviético, el físico Andrei Sajarov
Un nuevo paso en esta escalada de enfrentamientos con Moscú tuvo lugar cuando los soviéticos expulsaron al periodista norteamericano George KrIrrísky, acusándole de trabajar para la CIA y de violar leyes monetarias. En Estados Unidos se negaron estos cargos y se atribuyó la expulsión al hecho de que Krirrisky había informado con frecuencia de las actividades de los disidentes soviéticos.
Como represalia, el Departamento de Estado ordenó la expulsión de un periodista ruso de la agencia Tass, medida esta que provocó una protesta de la embajada de la URSS, que acusó a Washington de violar los acuerdos de Helsinki sobre las condiciones de trabajo de los periodistas en el extranjero.
En medios oficiales norteamericanos se cree que esta cadena de enfrentamientos llevará a los rusos a mantener una posición de mayor dureza en las negociaciones sobre Limitación de Armas Estratégicas (SALT II), que deben iniciarse próximamente. El secretario de Estado. Cyrus Vance, que tiene programado un viaje a Moscú a finales de marzo, afirmó que la preocupación de su Gobierno por el tema de los derechos humanos no tenía por qué interferir con las conversaciones sobre limitación de armamento.
De hecho esta serie de incidentes supone el fin de la política de eslabonesseguida por Kissinger.
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