Japón ofrece reducir su producción naval

Paralela a la reunión de los nuevos ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, en Bruselas, para estudiar una actitud comunitaria frente a los métodos comerciales japoneses, en París, en la sede de la OCDE, ayer y hoy, se está celebrando la «conferencia de la última posibilidad». Los países occidentales pretenden que Japón reduzca en un 50 % su producción naval. Como consecuencia de la crisis económica, el proteccionismo amenaza de nuevo el comercio internacional.El representante japonés en la OCDE señaló que la postura de su país en este tema es favorable a una mitigación de su competitividad. Esta postura se presenta con los siguientes puntos:

-Aumento de los precios japoneses a la exportación de sus barcos.

- Reducción de las ventas dirigidas a países europeos.

- Disminución voluntaria de su producción si ésta sobrepasa la media de años anteriores.

Los japoneses señalan que esta postura es de colaboración, ya que sus industrias navales también están reduciendo puestos de trabajo y pasan por una situación poco boyante. Indican también que a pesar de esta actitud no está claro que sus compradores dejen de demandar productos de sus astilleros y que los europeos deben tomar medidas de apoyo a su industria para que reaccione.

Japón ejerce un monopolio casi total en materia de construcción naval. Durante el tercer trimestre del año pasado, los astilleros japoneses acapararon el 93 % del mercado en los países de la OCDE. España, en ese sector, también se considera como uno de los países más competitivos; al lado de Corea del Sur, y de algunos países del Este.

La situación creada por el monopolio japonés se considera «inaceptable» en los países de Europa occidental. En las reuniones de la OCDE se les ha pedido a los responsables de Tokio que, en un primer tiempo, reduzcan su capacidad de producción hasta el 50 % y, más tarde hasta el 40, con el fin de que la crisis se reparta con equidad. Hasta la fecha Japón no ha aceptado.

La situación en los astilleros europeos es crítica. En los medios profesionales se piensa que será necesaria una ayuda importante oficial que, posiblemente, pudiera coordinarse a nivel comunitario.

El caso del comercio naval, en los países occidentales es el revelador del clima proteccionista que amenaza las relaciones comerciales internacionales. El alto nivel de desempleo incita a los Gobiernos, de manera más o menos explícita a incitar a los ciudadanos al consumo de productos nacionales.

En Francia el lema tradicional en casos semejantes, «compre usted francés», ya vuelve a estar en la calle. El presidente del patronato (CNPF), François Ceyrac, denunció ayer vigorosamente «el exceso de competencia salvaje». A su juicio, el mal no viene sólo de Japón sino que los demás países también emplean métodos «más o menos inconfesables»: Unos dejan que su moneda se deprecie, otros mantienen unos salarios muy bajos.

Esta guerra brutal, en la que cada país quiere exportar al máximo e importar lo menos posible, según muchos expertos puede desembocar en una situación peligrosa para todo el mundo industrializado.