Tres oficiales italianos detenidos por complicidad con el terrorismo
Un oficial de policía, un coronel de carabineros y un comandante de los servicios secretos fueron detenidos en las últimas horas en conexión con la «estrategia de la tensión» o de la «desestabilización», por la cual se llevaron a cabo en Trento una serie de acciones terroristas entre el 12 de enero y el 12 de febrero de 1972.La investigación de los atentados, configurados en el caso de las bombas de Trento, se orientó inicialmente hacia la extrema izquierda. Meses más tarde, el 7 de noviembre de 1972, la publicación izquierdista Lotta Continua culpó de las acciones a Sergio Zani, confidente de la policía, que habría obedecido órdenes del vicecomisario Severio Molino. La revista fue procesada por difamación, pero resultó absuelto con todas las pruebas a su favor.
Ayer, la investigación del «caso de las bombas de Trento» culminó con la detención del vicecomisario Molino, del coronel Michele Santoro y del comandante Angelo Pignatelli, a quienes se acusa ahora de haber ayudado a huir a los responsables de los atentados, de falso testimonio y de falsificación ideológica
Según señaló ayer el diario romano La República, podrían existir paralelismos entre las bombas de Trento y los golpes terroristas registrados en Milán entre 1968 y 1969. El vicecomisario Molino dirigió en ese período la brigada política de la policía de Padua, donde residía el neofascista Franco Freda, hoy procesado por la llamada matanza de Milán, del 12 de diciembre de 1969, en la que perdieron la vida diecisiete personas, y otras 86 resultaron heridas.
En el asunto aparecieron implicados el general Gianadelio Maletti, el capitán Antonio Labruna y el periodista neofascista Guido Giannettini, todos ellos miembros o colaboradores de los servicios secretos italianos.
Por otra parte, el arresto del coronel de carabineros se produjo luego de la confesión del militante neofascista Luigl Boindaro -detenido por transportar explosivos en el sentido de que trabajaba por cuenta de los carabineros.
Entretanto, el subsecretario de Justicia, Renato Dell'Andro, manifestó en la Cámara de Diputados que el Gobierno deliberará a los tres fedayines apresados por el asalto a la embajada de Siria en Roma, en octubre de 1975.
Interpelado por los parlamentarios socialdemocráticos, Dell'Andro dijo que no se daría ningún trato de favor a los terroristas palestinos, y que no se someterá a ningún chantaje.
La decisión constituye una modificación de la política seguida anteriormente por Roma, que en casos similares ha optado por expulsar a los responsables de los atentados.
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