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Entrevista:

"Otalia de Bahia", el nuevo "Orfeo Negro"

Entrevista con Marcel Camus

Otalia de Bahia es la última obra del cineasta francés Marcel Camus, 65 años, famoso por su película Orfeu Negro, que consiguió la Palma de Oro del festival de Cannes en 1958. Realizador de Os Bandeirantes (1960), Le chant du monde (1965) y Le mur de l'Atlantique (1970), Camus recibe hoy las críticas de Otalia de Bahia, presentada en el Festival Internacional de Cine de Bruselas, como un intento de repetir el éxito mundial del inolvidable Orfeu negro. Marcel Camus expone para EL PAIS el contexto de su filme y recuerda su fiel adaptación del libro Os pastores de noite, del novelista brasileño Jorge Amado, del que Camus crea su obra Otalia de Bahia.

La historia transcurre en Bahía de Todos os Santos, pequeña localidad del noreste brasileño, donde la llegada de Otalia, joven prostituta todavía adolescente, removerá las costumbres del palacio, burdel familiar donde el carnaval puede nacer en cada instante. Otalia vivirá su gran amor puro con Martimo, el seductor cocaz amado por las mujeres, adorado por amigos y perseguido por la policía. Otalia morirá en sus brazos el día de su boda, tramada en medio de aventuras, folklore, cultos a dioses africanos y pinceladas de conflictos sociales del Brasil de hoy.

«Otalia de Bahia», ¿folklórico e ingenuo?

EL PAIS.- ¿Por qué un filme sobre la vida de Bahía?M. C. .- En Brasil, la diferencia entre las gentes de Bahía y los cariocas, es decir las gentes de Río Dzeiro, es como la que existe en Europa entre un parisiense y un napolitano. El lenguaje es diferente, el bahaiano se habla con gran lentitud. La vida discurre con gran inconsciencia, con tranquilidad y con factores comunes, como la resistencia feroz contra el trabajo y la policía. Jorge Amado es uno de los grandes defensores de las gentes de Bahía, que poco a poco van saliendo de su pobreza. Al margen de esto, adoran la música, los encuentros y las fiestas. En Bahía, cuando se invita a una docena de amigos a una fiesta, hay que esperar a treinta o cuarenta. Cada amigo invita a su vez a sus compañeros. La comida de base es la feijolada, es decir de judías rojas, con pie de cerdo y carne ahumada, pero las invitaciones no son para comer, sino para verse, para hablar. De pronto aparece una guitarra, unas maracas, otros acompañan con unas cajas de cerillas, otros con cacerolas o vasos y comienza la fiesta. Así se improvisan con frecuencia las sambas, que en Bahía son sambas de roda, es decir en círculo. Es verdad que es una vida insólita para nosotros, orientados hacia la eficacia, la rapidez, el control del tiempo, el miedo de perder los minutos. Ellos tienen toda la eternidad ante sí.

EL PAIS.- ¿Necesitó mucho tiempo para realizar Otalia de Bahía?

M. C. .- El rodaje duró diez semanas. Intenté ser fiel a la obra de Jorge Amado, exiliado durante cierto tiempo por motivos políticos, que ha vuelto a Bahía y que hoy ve a sus personajes con cierta distancia del pasado. Sus obras se han traducido a treinta lenguas y ha sido propuesto para el Premio Nobel. Es un escritor que intenta escribir novelas con un mínimo de literatura y yo intenté hacer el filme con un mínimo de cine, para ser fiel a su obra. De ahí lo naif la ingenuidad de Otalia de Bahía.

El culto a Ognum

EL PAIS.- ¿Dónde termina lo real y empieza lo imaginario en Otalia de Bahia?M. C.- Todas las historias que aparecen en el filme son verídicas. Puede parecer exagerado ver a un cura que recibe a Ognum; sin embargo, son cosas que ocurren en Bahía, porque el cura, cuando niño, acudió a un candomble (templo donde se practica el culto al dios de origen africano Ognum) y guardó influencias que pueden aparecer, como ocurre en el filme durante el bautizo del hijo de Massu.

EL PAIS.- ¿Sigue vigente el culto a los dioses africanos en Bahía, como muestra su filme?

M. C..- Se trata de un culto, originario de la época de los esclavos, cuando los portugueses llevaron a Brasil tribus enteras de negros de Angola y Nigeria. Se dio el caso de una tribu de esclavos que llegó a Bahía con su propio rey, que continuó siendo adorado por sus fieles. Su culto al dios Ognum fue preservado a través de las generaciones. Para defender su, religión contra los jesuitas que intentaban imponer la católica, con gran astucia, llegaron a asimilar los santos católicos que se parecían a sus espíritus africanos. Por eso, en la película se ve a Ognum representado por una imagen de San Antonio.

Brasil: política y cine

EL PAIS.- Su obra tiene ciertos matices políticos: ¿será difundida en Brasil?M. C. .- Saldrá el mes próximo. Cuando rodé Otalia de Bahía estaba realizando otros dos filmes, también en Bahía, y sobre obras de Jorge Amado. Barreto adaptaba el último de los libros de Amado, Dona Flora suo dos maris, y Nelson Pereira dos Santos filmaba Tanda dos milagros. Por acuerdos entre distribuidores, Otalia de Bahia saldrá el último.

EL PAIS.- En su filme da una idea muy particular y distinta de la que se tiene en Europa de la policía brasileña. ¿Porqué?

M. C. .- No hay ninguna relación entre Sao Paulo, con sus doce millones de habitantes y su centro de emigración, que supone un aumento de 500.000 personas por año, con sus problemas económicos, políticos y sociales, con una pequeña ciudad como Bahía, donde todo el mundo se conoce. Cuando se habla de Brasil y de sus problemas de policía hay que tener en cuenta que son distintos en todos los estados. La presión policial se ejerce en las grandes ciudades, pero en Bahía, a menudo los problemas entre habitantes y policía se deben más bien a rivalidades personales, como en el caso del filme.

EL PAIS.- Sin embargo, uno de sus personajes centrales muere víctima de la policía, en un choque para desalojar las barracas instaladas en un terreno privado.

M. C.- Sí es verdad. El hecho respeta el libro de Jorge Amado y tiene cierto sentido revolucionario, dada la figura del personaje, y la letra de la canción, que pretende unir al pueblo en defensa de sus intereses.

EL PAIS.- La situación política brasileña, ¿en qué medida influye sobre la creación cinematográfica?

M. C. .- Influye porque hay censura y están obligados, en cierta medida, a una autocensura, pero no es esto lo que frena la industria cinematográfica brasileña, sino la falta de productores.

EL PAIS.- El público español, ¿cuándo podrá ver Otalia de Bahia?

M. C..- El filme ha sido vendido para su difusión en España, pero ignoro el calendario del distribuidor.

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