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Crítica:CRITICA DE EXPOSICIONES
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Subirachs

Por Frente al carácter de posesión del espacio que comúnmente ha venido definiendo la propiedad de la escultura, Heidegger la plantea y define como pura y resuelta liberación espacial, encarnada en la materia. No se trata de poseer, ocupar o indicar el espacio (todas las cosas, a fin de cuentas, indican. ocupan y poseen espacio). La escultura es, más bien, la demarcación de un ámbito real, libre, abierto. en el que los objetos creados cobran su propia densidad. dimensión y consistencia material.A la luz de la definición heideggeriana, la obra de Subirachs no pasa de ser una representación alegórica de las cosas de la costumbre. Las cosas que hace Subirachs poseen ocupan e indican el espacio como las cosas de la costumbre diaria. Ni por asomo se da en cualquiera de ellas aquella facultad de liberación espacial que confiere a los objetos creados una dimensión peculiar encarnada en su propia e inalienable materia.

Subirachs

Galería BioscaGénova, 11

Ni siquiera son cosas en sentido estricto. Las supuestas esculturas, de Subirachs no acaban de desprenderse de la superficie: aparecen como proyecciones o prolongaciones del plano a manera de ilustraciones o estampas. viniéndoles de la sugerencia del perspectivismo, de la Ficción visual (del tromp l'oeil) una cierta apariencia de cosas. A medio camino entre el plano y el volumen (no deja de ser sintomático que el propio artista haga confluir pintura y escultura en más de una de sus obras). quedan todas en una suerte de alegorías, alusivas al fantasma de lo erótico-funerario.

La adecuación entre liberación espacial que cada escultura debe hacer propia, y la específica materia que reclama como suya, brilla aquí por su ausencia, así como el trato directo con la corporeidad de lo creado: el vaciado pasa al bronce, el bronce a la escala y la escala a la mano ajena (a la del sacador de puntos). Lo mismo que éstos son los materiales, pudieron ser otros y otras sus proporciones. No está bien, por último, que el catálogo sea un plagio descarado (la culpa, a quien la tenga) del que Juan Haro diseñó, con su ingenio, para la presentación de sus esculturas (esculturas de muy distinta índole material y formal).

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