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El público debe decidir la calidad y conveniencia de un filme

El presidente de la Asociación Francesa de Cine de Arte y Ensayo, en Madrid

«En la relación cine-espectador hay que introducir unas estructuras de comunicación tales que sea el público quien decida la calidad y la conveniencia de un filme, lo que sería, en definitiva, una autocensura; pero lo que no puede reconocerse es que el Estado sea el único ente censor en esta materia.» En estos términos ha comentado a EL PAÍS el problema de la censura cinematográfica, Jean Lescure, presidente de la Asociación Francesa del Cine de Arte y Ensayo, que se encuentra estos días en Madrid.

EI señor Lescure que es también secretario de la Confederación Internacional del Cine de Arte y Ensayo, se ha dedicado a promover facilitar el cine de autor «porque entiendo que el cine es un importante vehículo de cultura que modifica no sólo los lenguajes, sino también las actitudes y comportamientos sociales, aunque no olvido que el cine no es sólo algo cultural, sino que se presenta también en la práctica como una industria».

La Asociación Francesa del Cine de Arte y Ensayo, según ha manifestado su presidente tiene una posición precisa y sistemática contra toda censura que provenga únicamente del Estado, como una imposición política. No se reconoce al Estado la decisión de dictar la edad mental de una sociedad. Esta decisión debe quedar siempre a la libertad del ciudadano y de los movimientos ciudadanos.

El aspecto de la censura cultural o censura que promueve el mismo público, no está lo suficientemente desarrollado en la opinión pública ya que, según el señor Lescure, el público todavía no está maduro para recibir ciertos mensajes. De cualquier manera el presidente del Cine de Arte y Ensayo francés considera positivo el hecho de que en Europa también en España la censura estatal va desapareciendo.

Erotismo y pornografía

La censura se ha concretado en algunos países de Europa a controlar directamente las películas pornográficas o fuertemente eróticas. Las comisiones de censura de los respectivos países no han actuado con un criterio unánime respecto a lo que es pornografía y lo que es erotismo. Prueba de ello es que en Italia, por ejemplo, han sido denunciadas como pornográficas películas de Fellini. Pasolini y otros autores consagrados como artistas del cine.

En Francia las películas eropornográficas están asignadas a determinadas salas que restringen la difusión de las mismas y aseguran en parte la posible calidad de los programas. En las salas especiales está prohibido pasar películas pornográficas.

Actualmente -explica Jean Lescure -quien decide en Francia que filme es pornográfico es una comisión en la que están representados diversos sectores de la sociedad, entre los que se encuentran los organismos familiares. En ocasiones estos organismos familiares e incluso las personas particulares han denunciado a la comisión y a las salas donde se exhiben películas pornográficas.

Para Jean Lescure una cosa es el erotismo o los mensajes eróticos que son portadores de algunos aspectos de la realidad del cuerpo otra cosa es la pornografía que supone una mercantilización para hacer dinero, de esas realidades corporales.

Otro aspecto final del control de las películas en Francia es el control de taquilla. El Estado controla directamente las entradas vendidas, no sólo a efectos fiscales, sino también «como un medio de saber el grado de participación del público en las creaciones cinematográficas». « Este control de taquilla -termina el presidente de la Asociación Francesa de Cine de Arte y Ensayo- nos ha permitido desarrollar enormemente el cine francés como industria y como cultura.

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