No a la amnistía escalonada
EN MEDIOS oficiales se estudia en estos días la posibilidad de replantear el tema de la amnistía total de todos los delitos de intencionalidad política, como base de partida indispensable para el comienzo de un período verdaderamente democrático.Sin embargo, el poder trata siempre de lograr objetivos al precio más reducido posible. Y el Gobierno que preside el señor Suárez puede caer en algunas tentaciones a este respecto, como un proyecto de amnistía escalonada que algunos altos funcionarios analizan en la actualidad. Apoyándose en sutiles argumentos de técnica procesal se podría, dicen, llegar a una amnistía completa cuya concesión, en partes y como a plazos, podría irritar menos en los sectores reaccionarios y satisfacer, en cambio, a los partidos democráticos. Antes de que prospere una tesis tan utilitaria conviene considerar su inconsistencia y analizar sus riesgos.
Si los 170 presos son liberados poco a poco hasta llegar a su excarcelación total en la fecha del Aberri Eguna, 10 de abril, puede producirse un aumento de la tensión callejera en el País Vasco: sectores muy concretos se apuntarían, con oportunismo evidente, el éxito, y sostendrían una vez más la tesis de que «sin presión callejera no hay liberación de los presos». Sería ofrecer una oportunidad a los que fomentan la espiral de la violencia en la zona.
Los quinientos exiliados vascos, entre los que se encuentran algunos grupos activistas, pasarían por una etapa de tres meses de inestabilidad, con constantes e interesadas invitaciones a la beligerancia activa. Por el contrario, los sectores políticos vascos más responsables consideran que el regreso masivo de ese medio millar de exiliados implicaría el abandono prácticamente total del activismo armado. Por lo demás, si se anunciara, o insinuara, que en los próximos tres meses van a quedar en libertad, gradualmente, todos los presos, se ofrece un cómodo plazo a los provocadores de todo signo para llevar a cabo operaciones graves, con el mismo propósito desestabilizador que el que hemos presenciado en las últimas semanas, desde el secuestro del señor Oriol.
Grupúsculos mínimos y fuerzas todavía poderosas aprovecharían la oportunidad para intentar un clima preelectoral que imposibilitara las elecciones en el País Vasco y ese clima podría arrastrar incluso a los sectores más moderados del vasquismo. Hasta un mes antes de las elecciones, previstas aproximadamente para mediados de mayo, no habría posibilidad de negociar con los sectores autonomistas, posiblemente mayoritarios en las cuatro provincias, y después del 10 de abril ya sería tarde.
En política hay pocas cosas tan graves como las soluciones a medias. El Gobierno no puede equivocarse por tercera vez a la hora de conceder la próxima amnistía.
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