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La desindustrialización, causante del desequilibrio económico sevillano

«La provincia de Sevilla, por sus características socioeconómicas, se encuentra en situación de desequilibrio económico dentro del contexto del Estado español», afirman los autores de la obra Estudio general sobre la economía de la provincia de Sevilla, editado recientemente.

La situación de desequilibrio económico sevillano se caracteriza -según los autores de la obra- por un sector primario muy rico (la provincia de Sevilla ocupa el tercer lugar en la productividad agrícola, solamente superada por las provincias de Valencia y Lérida), un sector secundario medio (en octava posición en el contexto general), que sólo supera la media nacional en los subsectores de alimentación, bebidas y tabacos, cerámicas, vidrios y cemento, edificación y obras públicas. Por último, un sector terciario que casi duplica en producto neto al sector industrial debido a la larga tradición comercial de Sevilla, su ventajosa situación geográfica, su puerto interior y un considerable nivel de concentración de población.Existe un drenaje de la productividad provincial hacia otras regiones del país que hace que la capacidad económica per cápita provincial sea muy baja.

Fallo industrial

Si se considera que los sectores primario y terciario -señala el estudio general- están suficientemente desarrollados (independientemente de hacia dónde se dirigen sus beneficios), se comprueba que el fallo económico estructural de la provincia está en el sector secundario, es decir, la industria, que históricamente ha supuesto el motor económico de la vida urbana.Destaca seguidamente la obra los distintos inconvenientes que configuraron la existencia del Polo de Desarrollo Industrial, como la carencia de suelo industrial en la ciudad y su comarca, que proporcione las necesarias economías de aglomeración, la carencia de un fuerte mercado regional que absorbiera productos industriales a buen ritmo, la ubicación de un polo industrial en Huelva, con beneficios y rentabilidad netamente superiores a los del polo de Sevilla, y la falta de apoyo por parte de la Administración al inhibirse en la ubicación de empresas estatales o paraestatales.

Igualmente, el estudio indica las características estructurales de la depresión andaluza: existencia de una estructura latifundista de la propiedad de la tierra que favorece, por desconfianza de las inversiones en la propia región, la fuga de beneficios hacia el cuadrilátero Madrid-Vizcaya-Barcelona-Valencia, drenaje de recursos humanos a través de la emigración y la inexistencia de una industria de base en la región con fuerte poder multiplicador.

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