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La democracia cristiana propone una "cumbre" de líderes parlamentarios

El Gobierno Andreotti vive una vida no fácil pero en resumidas cuentas «bastante estable». Así lo cree Flaminio Piccoli, el jefe del grupo parlamentario democristiano, quien, en vez de una cumbre política de los secretarios de partidos propone una reunión de líderes parlamentarios, asesorados por expertos financieros.

Comunistas y socialistas terminarán por aceptar, sin que por ello dejen de insistir en la reunión cumbre de secretarios como un primer paso real para el Gobierno de emergencia a que aspiran. Insistir ahora excesivamente sería romper los equilibrios existentes y obligar a la democracia cristiana a retirar su apoyo a Andreotti, sin más alternativas que dar un salto en el vacío o las elecciones anticipadas.Por esto es estable Andreotti y porque multiplica su actividad internacional. En este momento le interesa mucho más salvar la cara internacional del país para salvar probablemente el país. Además de Forlani a Moscú y de Andreotti a Bonn, esta semana el ministro de Comercio Exterior, Rinaldo Ossola, viaja a París; y el de la Industria, Donat Cattin, visita Bagdad.

Ossola hablará con Giscard d'Estaing de la próxima cumbre económica occidental y tratará de terminar con las guerras comerciales, que tanto daño causan a los vinos y a los zapatos italianos. Pero, ante todo, presionará al secretario general de la Organización europea para el Comercio y el Desarrollo Económico, Van Lennep, para que se cree cuanto antes esa red de seguridad, en estudio desde abril de 1975, por la que Italia podría sacar 1.700 millones de dólares. Donat Cattin, en Irak, intentaría exportar tecnología italiana, pagadera en petrodólares. El déficit italiano con Irak, como con Arabia Saudí, Libia e Irán, es de mareo.

No hay que olvidar en este ir-venir que el gobernador del Banco de Italia, Baffi, que hoy se encuentra en Basilea asistiendo a la reunión mensual del Banco de Compensación, se entrevistará con Wittaveen, director del Fondo Monetario Internacional, al que Italia ha pedido un nuevo préstamo de 530 millones de dólares, a condición de que reduzca el costo del trabajo.

Aquí está precisamente el nudo gordiano: en febrero, la escala móvil salarial aumentará diez puntos, es decir los sueldos subirán 25.000 liras más. Los sindicatos, después de su tercera asamblea nacional, no están dispuestos a renunciar al mecanismo de adecuar progresivamente el salario al coste de la vida.

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