Vuelven a acentuarse las divisiones en la mayoría gubernamental francesa

A juzgar por las reacciones adversas que se están produciendo en casi todos los sectores, incluido el movimiento gaullista de Chirac, parece que el presidente Giscard d'Estaing ha cometido un nuevo error al adoptar, anteayer, una posición contraria a la acción de los partidos políticos en las empresas y centros de producción.

En Francia, el Partido Comunista es, de lejos, el que domina la vida política en las fábricas. El Partido Socialista hace esfuerzos crecientes y, en la actualidad, dispone ya de un millar de secciones en todo el país, tanto en el sector público, como en el privado. El PSU, partido minoritario de tendencia izquierdista, declara, a su vez, estar presente en más de novecientas empresas. Otros grupos izquierdistas se calcula que poseen unas quinientas células, legales o «paralelas». A la derecha, el movimiento de Chirac (RPR), controla doscientas secciones.Frente a esta realidad, Giscard d'Estaing, apoyando a su ministro de Trabajo, declaró anteayer: La tentativa actual de politización de las empresas es contraria a la naturaleza de la empresa, que debe continuar siendo un lugar de trabajo políticamente neutro.

Nadie ha comprendido bien por qué Giscard se aventuró contra esta realidad indestructible con un sermón, por añadidura inútil, ya que no cambiará nada. Se suponía que los patronos, a quienes el plan Barre pide algunos esfuerzos, fueron los autores morales de un patinazo público, que le está valiendo al presidente toda clase de improperios.

Los sindicatos, los partidos políticos de izquierda, el RPR de Chirac, así como la gran mayoría de los intérpretes más significados de la opinión pública coincidían ayer en afirmar que, pretender aislar la empresa de la vida nacional, constituye un contrasentido. Incluso en la reforma de la empresa que, por encargo de Giscard, elaboró Pierre Sudreau al principio del septenato, se admitía la politización de los lugares de trabajo.

Mientras Giscard d'Estaing debía hacer frente a este nuevo contratiempo, las divisiones de la mayoría gobernante volvieron a acentuarse a raíz de la elección de presidente del Consejo Municipal de Lorena, puesto que se disputaron el ex primer ministro de Pompidou, Messnier (chiracquista) y Jean Jacques Servan-Schreiber, partidario de Giscard, que fue el vencedor. Al mismo tiempo, ayer empezó la larga marcha hacia la alcaldía de París: el conde de Ornano, catapultado por el presidente, se declaró candidato por el distrito número 17 de París, contra los deseos de los gaullistas, que se oponen a la candidatura apadrinada por Giscard.

Entretanto, un nuevo diario aparecerá en París a partir del próximo febrero. El periódico -patrocinado por el semanario Le Nouvel Observateur- respaldará a la Unión de la Izquierda. Lo dirigirán Claude Perdriel y el director de la citada revista, Jean Daniel. Los suscriptores de Le Nouvel Observateur recibieron ya una invitación para apoyar económicamente al lanzamiento del diario, cuyo título provisional es Matin de París. Su formato será igual al de Le Monde, en cuyos talleres se imprimirá. Integrarán su redacción periodistas de Le Nouvel Observateur, France Soir y Le Figaro.