El plomo
Parece que lo malo no es la contaminación, la adulteración de alimentos, la leche con limacos o el telediario. Lo que nos envenena es el plomo. Lo ha dicho Luis Prados de la Plaza:
-Ultimamente existe una preocupación del público relativa al plomo en el ambiente y su posible efecto en la salud de las personas, especialmente en los niños.
-Eso es porque ven mucha televisión -le digo.
Pero él se refiere a Londres. En Londres ya han denunciado el peligro del plomo ambiente, porque la democracia sirve para denunciar estas cosas. Aquí nos creemos que democracia es dar cenas políticas.
En Villaverde Alto, el 90% de los niños están intoxicados por plomo. Iba yo a comprar el pan y, me encontré al arquitecto señor Ramón, amigo mío:
-En Villaverde Alto hay una espantosa promiscuidad de fábricas, industrias y viviendas.
Somos el undécimo país industrial del mundo, pero tenemos tanto plomo en la sangre como si fuéramos el primero. Y no lo digo sólo por los editorialistas de periódico. Ayer lo hablaba yo con el gran pintor Juan Barjola, que vino a una firma de libros que tuve en la Gran Vía:
-El rico español es el más rico del mundo, porque es un rico desmadrado, sin restricciones.
Y si no, ahí está el discurso del ministro de Hacienda en unas Cortes vacías y fantasmales, hablando de una moderación vaga y abstracta que, como ha dicho este periódico, no supone el virtuoso término medio, sino el desastre. Me lo dice Silvia, la argentina más lista que nos ha traído la resaca liberal porteña:
-En Puerto Banús he visto que los Yates españoles son los más caros y lujosos del mundo. Pienso que a lo mejor los españoles de yate y Puerto Banús no tienen tanto plomo venenoso en la sangre como los niños obreros de Villaverde Alto. Pero los madrileños, así a ojo, tenernos, según informes, más plomo en el organismo que el malo de un western después de la balasera. Más plomo que Claude Rains al final de Casablanca, bellísima película repuesta el otro día en el ciclo Bogart.
-Y encima, el plomo de los discursos oficiales- salta el parado.
Dicen que donde había más plomo ambiente era en las Cortes el día del pleno y los discursos. No es que se registrase escasa asistencia de procuradores, como han dicho los informadores, sino que les iba matando el plomo a medida que hablaban los ministros. Sólo sobrevivieron algunos padres de la patria yéndose al bar precipitadamente a tomar un cóctel de bicarbonato para digerir el plomo y, de paso. preguntarle a Suárez si tiene buenas vistas su nuevo apartamento de la Moncloa.
¿Dónde hay más plomo, en Villaverde Alto o en un pleno de las Cortes? A los niños emplomados de Villaverde no los sacan en los papeles porque el asunto no está claro y porque no es momento. A ver sí pasan estas fiestas. que son tan humanas y no hay que estropearlas. Aunque los vecinos se han manifestado con pancartas y pegatinas y los niños parece que andan un poco plomizos y cabezones.
-Bueno:- todos tenemos cuarenta microgramos de plomo por cada cien milímetros de sangre -me explica el parado. que trabája en la industria del plomo antes de que le retirase don Cristino Martos.
También vinieron a verme a la firma de libros Solita Salinas, la mítica hija de Pedro Salinas, cantada por Juan Ramón Jiménez, y su marido Juan Marichal, biógrafo de Azaña. Me preguntan qué tal por Madrid:
-Pues aquí, tragando plomo -les digo.
El plomo de la dictadura, el ploino de la reforma, el plomo de los discursos. Hoy iré a la tele a grabar con Gala, Marsillach y Martín Ferrand. La tele sí que es un plomo. Un beso a los niños emplomados de Villaverde. Yo, a su edad, ya tenía plomo en el ala.
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