El problema vasco
Es de agradecer el editorial del día 8 de diciembre, «Cataluña y el País Vasco», porque supone, junto con el artículo que hace unos meses publicó Aranguren, en ese mismo periódico. sobre la amnistía, uno de los pocos esfuerzos hechos, desde los medios de comunicación de Madrid para acercarse a comprender la dramática verdad del trato discriminatorio que se nos está dando a los vascos. Y eso, mientras entre nosotros crece la desesperanzada impresión de que la sensibilidad moral y política de los otros pueblos de España es incapaz de sentir el problema de lo que ocurre a nuestro pueblo.Síntesis de esta represión es el rosario de gobernadores civiles que hemos venido padeciendo a lo largo del franquismo. pero también en el nuevo régimen, duros entre los duros, simples comisionados para el mantenimiento del orden, la omnipresencia constante, en las carreteras y en la ciudad, de las fuerzas del orden público; las identificaciones, los registros, las detenciones, los procesamientos... ¿Se sabe que el que se haya cerrado el acceso a la Parte Vieja, de San Sebastián, no ha sido un suceso aislado del día 5 de diciembre, sino que es la práctica habitual y sistemática al menor síntoma de movilización ciudadana?
Con envidia hacia el pueblo hermano catalán, los vascos nos reprochamos el no saber pactar. Pero, en realidad. ¿sobre qué bases vamos a pactar, si el Gobierno nos niega las mínimas para el pacto que son la amnistía total -punto de partida para la paz- y la libertad ciudadana -punto de partida para la democracia-?
¿Es esta carta un llamamiento a un reproche? Que quien la lea la entienda como quiera.
Secretario de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de
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