El Gobierno estudia la posibilidad de ampliar la amnistía

Concluido el telediario de las diez de la noche, de ayer, Radiotelevisión Española ofreció una entrevista con el ministro de la Gobernación, señor Martín Villa. El texto íntegro de su intervención es el siguiente:

-¿Qué impresión ha producido en el Gobierno el último comunicado de los GRAPO y la carta del señor Oriol?-Yo diría que en un plano puramente personal el Gobierno se ha sentido distinguido por la última comunicación que se acaba de recibir a través del diario Informaciones de Madrid. Comprendan ustedes que el Gobierno está formado por españoles normales, españoles de a pie que realmente en estos días han vivido -ya es una semana- pues días de angustia, que han contemplado con mucha, cercanía la angustia de los familiares del señor Oriol, que han participado de sus sentimientos, que han sentido la responsabilidad de las decisiones que el Gobierno pudiera tomar en torno a este tema y en ese aspecto hemos de confesar, no sin cierta preocupación, que la distensión es la primera de nuestras sensaciones y también, nacida del comunicado, pues una cierta esperanza de lograr la libertad y la vida de don Antonio María de Oriol.

-Pero, señor ministro, tanto la carta como el comunicado recibido ¿permiten tener la seguridad de que el presidente del Consejo de Estado continúa con vida?

-Yo no soy un experto policial. soy el ministro del Gobierno a quien compete una especial responsabilidad en estos temas. podría decir que realmente la carta del señor Oriol no lleva fecha alguna, algunos de los términos en que se manifiesta, ni siquiera se relacionan claramente con algunos de los planteamientos hechos por el comunicado de los GRAPO, por tanto en ese aspecto podría decir que total seguridad de que a estas horas Antonio María de Oriol vive, no podríamos tener, pero la verdad, es que por el contexto de las distintas comunicaciones que han enviado los miembros de los GRAPO, la relación incluso de los dos ejemplares, cada uno en supuestos distintos, comunicados de Antonio María de Oriol, yo diría que en parte por la comprobación, y si se quiere por una cierta intuición, diría que en estos momeritos Antonio de Oriol vive.

-Bien, señor ministro, ¿qué es lo qué opina usted de la nueva situalón que se ha creado en el caso de que se confirme lo que dice este comunicado al que nos referíamos hace un instante?

-He indicado, contestando a su primera pregunta, que realmente teníamos una sensación de distensión, incluso una esperanza incrementada. sobre todo en relación con las dijéramos, horas dramáticas que vivimos en la noche de ayer ahora hace justamente 24 horas. Sin embargo, también es cierto que la nota que se nos envía supone una especie de indicador permanente de presión política, un señalamiento al Gobierno, con exigencia de los distintos pasos que debe tomar y eso realmente supone también un campo de cierta peligrosidad que el Gobierno no está dispuesto a aceptar, porque nunca será la coacción de los secuestradores quien presida la acción del Gobierno.

-Señor Martín Villa, ¿es verdad que el Gobierno está estudiando la posibilídad de ampliarla amnistía?

-Creo que el Gobierno de, la Monarquía puede dar ejemplo, a diario, de sus deseos, en todos los campos de la vida política y social española, de realmente crear fórmulas que produzcan aquello que el Reyen definitiva, nos dijo, en su mensaje inicial de asegurar un auténtico consenso de concordia nacional, de procurar una integración de verdad de todos los españoles, de restañar, como decía ayer por la noche, las viejas heridas y en este sentido el Gobierno no tiene ningún inconveniente en decir públicamente lo que es cierto a nivel de sus trabajos internos de que realmente estaba preparando, está preparando, una serie de disposiciones que procuren ampliar el campo para la aplicación de medidas en las que pueda ser incrementada esa posibilidad integradora entre los españoles. Nos preocupa especialmente que esa posibilidad se ejerza en aquellas comunidades, en aquel pueblo de España en el que realmente ha habido una dificultad más importante para la aplicación de la amnistía, pero téngase bien presente que estas posibilidades no se incrementan, no se estimulan, al contrario, se dificultan gravemente por acciones de este tipo.

-¿Quiere usted, ministro, añadir alguna cosa a este respecto?

- Yo añadiría algo que indiqué ayer. ¿Cuál es la responsabilidad del Gobierno? Cuáles son las responsabilidades de los secuestradores? La responsabilidad del Gobierno creo que está primero en asegurar, como lo ha hecho hasta ahora, por una acción policial, el descubrimiento de los secuestradores, y si fuera posible, su detención; favorece, incluso, estimular la acción de los familiares, que comprendemos y compartimos en su campo claramente, pero especialmente al Gobierno le corresponde asegurar un eficaz cumplimiento de la ley y el aseguramiento de que los ciudadanos espanoles circulen en libertad y en paz. En ese sentido, la responsabilidad en ese campo es nuestra, es del Gobierno. La responsabilidad del secuestro y, en su caso, la responsabilidad del asesinato no esta en nuestro campo. Piénsese que a lo mejor podría decirse desde determinados ámbitos que ceder a la coacción o a las presiones de los secuestradores fuera una cosa positiva. Visto desde la perspectiva del Gobierno -yo diría aún más, del Estado y de la sociedad española- esto es imposible. Piénsese que por la misma razón que hoy habría que acceder a las exigencias de los secuestradores del señor Oriol, mañana se nos podría plantear una presión que tuviera su origen y derivada de la puesta en libertad, por ejemplo, de algunos presos comunes. Realmente, ¿esa sociedad sería gobernable? Por eso, insisto y reitero que pensando, no en responsabilidades del Gobierno -que siempre son ocasionales-, sino pensando en el Estado, pensando en la sociedad española y pensando en los ciudadanos españoles, la decisión del Gobierno tiene que ser la que en horas y en minutos, incluso dramáticos, aseguramos ayer no ceder a las coacciones, asegurar la libertad de todos los ciudadanos y a ser posible asegurar la libertad de un ciudadano ejemplar.