El reloj político, en hora
( ... ) El referéndum ha servido -y así lo reconocía anoche el presidente Suárez- para saber lo que quieren de verdad los españoles: una democracia plena, un cambio político y sin violencia y con dignidad. Y añade el jefe del Gobierno: «No existen vencedores ni vencidos». Un hito, por importante que sea, no es más que eso, un eslabón en un proceso democrático. El referéndum abre la puerta a la democracia, y así nadie puede capitalizar en su favor la aprobación masiva tampoco sería racional que algunos partidos de Oposición dejaran parados sus relojes en «las ciscunstancias» del referéndum o incluso anteriores. Lo importante ahora es reanudar las negociaciones para fijar las condiciones adecuadas para unas elecciones auténticamente libres y democráticas. La izquierda democrática, porque es una pieza necesaria de un equilibrio pluralista, no puede parar el reloj, ni seguir hablando de «Régimen» y Oposición», que es una dialéctica hoy errónea y, afortunadamente, superada, ni mucho menos incurrir sistemáticamente en la contradice de negar el pan y la sal a un Gobierno que se concibe a si mismo como de transición, para a continuación querer negociar con este mismo Gobierno el marco electoral. Esto último es lo importante.La realidad desmiente cada día más las afirmaciones de algunos sectores, grupos de Oposición de que este Gobierno se comporta «antidemocráticamente». Este Gobierno es tan representativo o no representativo como cualquier otro que hubiera podido formarse en sus circunstancias, como cualquier partido que circule por la vida política española. Es simplemente legítimo, y habrá que juzgarle según cumpla o no el objetivo que entre todos debemos recordarle y exigirle y que él asegura desear: contribuir a crear las condiciones que permitan a la sociedad española decidir sobre sí misma.
17 diciembre
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