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Felipe González propone un "compromiso constitucional"

El primer secretario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Felipe González, propuso en su discurso de la sesión: plenaria del XXVII Congreso del PSOE, inaugurado el domingo en Madrid, el establecimiento -de un compromiso constitucional entre todas las fuerzas democráticas de oposición con el fin de conseguir una Constitución democrática. En el discurso, el líder socialista expuso el programa político de su partido cara al próximo periodo electoral y el programa económico para salir de la grave crisis de la actual situación socio económica.

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El primer secretario del PSOE comenzó su largo discurso —cincuenta folios— señalando que no iba a convertir su intervención en denuncia de lo que habían sido estos últimos cuarenta años —desde el último congreso del PSOE celebrado en España—, «con tanta represión, tanta injusticia, tanta humillación como ha soportado nuestro pueblo, bajo un régimen de terror y corrupción», sino que había que mirar al futuro, sin renunciamientos imperdonables, «con afán de justicia, pero no de venganza».

Tras referirse a la vida del partido en estos últimos cuarenta años y a los congresos celebrados, afirmó que la tarea del partido seguía siendo luchar para conquistar la libertad, concertando sus esfuerzos con Otras organizaciones que luchan por la democracia. Señaló, a este respecto, que Coordinación Democrática seguía siendo fórmula válida de conjunción de esfuerzos de «todos los que desean liquidar cualquier formulación despótica».

Argumentó más adelante que en el seno de la oposición democrática existía una crisis profunda y que era necesario reajustar el sentido del organismo coordinador, adaptándolo a las necesidades presentes para poder mantener con coherencia lógica su objetivo básico: la ruptura democrática.

Pasó a continuación a analizar la evolución política del país desde la muerte de Franco, «que incidió decididamente en la crisis política del régimen y en la estrategia política de la oposición», y explicó la evolución de Coordinación Democrática hasta llegar al concepto de ruptura negociada.

Señaló que tras la crisis del Gobierno Arias, el segundo Gobierno de la Monarquía presidido por Suárez «se vio forzado a reconocer algunos de los postulados defendidos por la oposición democrática» y comenzó a hablar de la soberanía popular como base de legitimación de todo poder político y a intentar negociaciones con la oposición.

Abstención en el referéndum

«El margen de credibilidad del Gobierno Suárez —dijo— ha aumentada tras el proyecto de reforma política, en función de su aproximación, aunque sea en los niveles verbales, a la terminología y a la concepción de la propia oposición democrática.» Añadió que, «en términos políticos, el Gobierno Suárez había sabido entrar en el terreno de la oposición, en tanto que la oposición ha quedado relativamente paralizada al no encontrar fórmulas que, incidiendo en las contradicciones del poder y ganando nuevas parcelas de libertad, lo debiliten y lo, fuercen a una negociación insoslayable con la oposición en el camino de una alternativa democrática».

Dijo a continuación que en esta situación, el papel del PSOE era difícil por el hecho de ser un partido fuerte, decisivo para la alternativa democrática, por ocupar una posición en el espectro político, marcada por la credibilidad democrática de sus siglas; y por el mantenimiento tenaz de una posición independiente.

Pasó a continuación a exponer la postura de su partido en torno al referéndum, proponiendo la abstención y la movilización en torno al tema en base al contenido mismo de la pregunta y a las condiciones de credibilidad exigibles 'para cualquier consulta popular. Respecto a las elecciones, Felipe González afirmó que tanto su partido como otras fuerzas democráticas venían defendiendo que se negocie el proceso de transición, que se respeten las aspiraciones de nacionalidades y regiones, que se garantice la libertad de todos los partidos políticos, que se discuta y acepte por todos la ley que debe presidir el proceso electoral y que el Gobierno que cubra el período goce de consensus democrático.

Compromiso constitucional

«Si la ruptura democrática —dijo a continuación— que se identifica por la oposición con elecciones generales y limpias para un Parlamento constituyente, no están garantizadas por el proceso electoral que se realiza, ¿qué alternativa proponer? A nuestro juicio, podría ofrecerse un compromiso que fuera más allá en el tiempo y en las condiciones que el hasta ahora imperante entre los órganos de la oposición.»

Felipe González pasó entonces a explicar lo que llama compromiso constitucional, consistente en «aunar todos los esfuerzos de los partidos participantes en el proceso electoral, para que, aun no dándose las condiciones totales exigidas, y precisamente por no darse esas condiciones, estas fuerzas, tal vez mayoritarias, pese a todo, en los órganos de representación elegidos, garantizasen la liquidación de todos los residuos autocráticos del franquismo».

«Con esta fórmula —siguió diciendo— se trata de ampliar el tiempo de vida de los compromisos adquiridos en Coordinación Democrática y en la Plataforma de Organizaciones—Democráticas, y que en vez de disolverse el día de la celebración de elecciones generales, se mantendría el compromiso, hasta alcanzar una Constitución democrática. La alternativa que se ofrece tiende a evitar el desplazamiento de algunas fuerzas de la oposición democrática hacia compromisos con el poder y de poder, en base a unas elecciones más o menos de acuerdo con las intenciones reformistas.»

Los límites de este compromiso serían: que todas las fuerzas políticas se comprometen a liquidar el franquismo y a convertir en constituyentes, formal y materialmente, unas Cortes convocadas, sin este doble carácter y, consecuentemente, dichas fuerzas deben disolver las Cortes en el momento en que se haya cubierto el objetivo de realización de una nueva Constitución democrática.

Seguidamente, Felipe González pasó a hacer un análisis de la situación económico-social, afirmando que estábamos atravesando una crisis económica gravísima, fruto del mal funcionamiento del sistema capitalista internacional y de la fragilidad de las bases sobre las que se ha sustentado el modelo económico español en las dos últimas décadas de la dictadura.

Analizó la política económica de los gobiernos Arias y Suárez y les acusó de haber atendido las peticiones de los sectores empresariales más arcaicos y reaccionarios para facilitar el despido de trabajadores, haciendo recaer todo el peso de la crisis sobre la clase trabajadora. Calificó de farsa la política de rentas y pacto social propuesta por el Gobierno y afirmó que «como socialistas no podemos consentir que los problemas sociales del país se pretendan resolver con ukases en el Boletín Oficial».

A continuación presentó la alternativa que propone el PSOE para salir de la crisis económica con un primer objetivo que es la defensa del empleo. Para lograr este objetivo afirmó que eran urgentes una serie de medidas inmediatas. En primer lugar, estímulos directos a la creación de puestos de trabajo y no estímulos indirectos, como los ofrecidos en las últimas medidas gubernamentales.

Al propio tiempo también es necesario transformar el sistema de seguridad social; efectuar cambios que eviten la quiebra a que está abocado a corto plazo el sector público español si no se realiza una reforma fiscal; controlar el sistema financiero: una política de urbanismo renovada; una política de educación distinta; una nueva política agraria y un nuevo enfoque de los problemas del turismo.

Respecto a la reforma fiscal, el PSOE -propone fundamentar el sistema-fiscal en cinco impuestos: un impuesto sobre la renta personal; un impuesto sobre el patrimonio: una elevación del impuesto sobre sociedades: un impuesto sobre las sucesiones y un impuesto sobre el valor añadido.

Tras referirse a la organización del partido y a la necesaria unidad de los socialistas, Felipe González finalizó su discurso diciendo: «A una concepción federal del Estado corresponde un partido federal: a una concepción clasista de la transformación de la sociedad corresponde un partido que responda a los intereses básicos de las clases oprimidas que representan: a una concepción democrática y pluralista de la sociedad corresponde un partido que acepta diferentes concepciones en la construcción de la alternativa socialista y que respeta disciplinada y solidariamente la decisión de la mayoría para aplicarla con un sentido unitario. A un partido que cree en la libertad de los hombres y de las colectividades, corresponde una concepción ideológica que se contiene en el lema que preside y anima las tareas de nuestro congreso: socialismo es libertad.»

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