Los Fueros Vascos, en un estudio de Elías Amezaga
«Me puse en el siglo XIX y no salí de él. Si me enfadé lo hice históricamente. Si sólo hubiera de extraer una enseñanza para nuestro siglo sería ésta: voto en contra de los partidos políticos. Si los lazos de sangre nos hubieran unido en las guerras del siglo pasado y del presente, nos hubiéramos hecho trizas unos vascos contra otros. Estemos juntos a ver qué clase de democracia hacen por ahí. La nuestra es historia misma. Que demuestren que va aprendieron: nos pidan nuestro concurso.»
Este es el epílogo del libro 1.000 años con fueros, 100 sin editado por la Gran Enciclopedia Vasca, del que es autor Elías Amezaga, uno de los hombres más importantes de la cultura vasca en la actualidad. Abogado, investigador, poeta, historiador, ensayista, artista, erudito, naturalista, revolucionario, amante de lo vasco y muchas más cosas pueden decir de este mitad animal de biblioteca mitad bohemio que ha estudiado, quizá con más agudeza y originalidad que nadie, el tema de los fueros vascos, su evolución y su posterior repercusión, aportando datos de incalculable valor, muchos de ellos hasta hoy desconocidos.
El libro está escrito en un lenguaje personal, fácil, desenfadado, distribuido entre partes denominadas: «De lo que se escribió en el siglo XIX sobre los fueros». «De lo que se dialogó en el siglo XIX de los fueros» y «De lo que entre lo que se escribió y se dialogó en el siglo XIX puede aprenderse en el siglo XX
Elías Amezaga, que ha publicado una veintena de libros, entre ellos Redentor del mundo (1935). El proceso de María Estuardo, Jorge Sand. Guía del perfecto inquisidor, Et aprés aux barricades (mayo de 1968 en París) o Enrique IV, ha dicho a EL PAÍS, refiriéndose a su obra:
«El libro es un estudio, en primer lugar, de lo que en la Cámara Alta y la Baja de Madrid se discutió sobre los fueros —señaló a EL PAÍS su autor—, de lo que, por otra parte, se escribió sobre el mismo tema en el siglo XIX, que viene a ser lo mismo que en el siglo XX —me refiero a sus treinta y seis primeros años— se escribió en ambas Cámaras. Los mismos argumentos fueron expuestos en el siglo XIX por un payaso insigne llamado Sánchez Silva y en el sigIo XX por otro gracioso llamado Indalecio Prieto, personas que atacaron a los ancestrales derechos vascos y que al cabo del tiempo pasaron a significar doctrina del centralismo contra los mismos.
En el libro procuro expresar los argumentos en pro y en contra, significando que, desgraciadamente, la de los vascos, desde 1936, es una historia de defensa, y así no hay modo de adelantar un paso en nuestra problemática nacional vasca.»
Elías Amezaga opina que su obra es oportuna para dar cuenta y prevenir al pueblo vasco de que los argumentos utilizados en el siglo XIX en los primeros treinta y seis años del XX van a volver a utilizarse de ahora en adelante y que la dialéctica política sobre el tema comenzará a partir de hoy.
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