Mauro Muñiz, un cordial realista
Getino y otras nostalgias
de Mauro Muñiz
Edición Paloma de Luis
Madrid, 1976
La tertulia lisboeta que frecuentaba Eça de Queiroz se daba la gran vida, pero como era nirvánica y pesimista se atribuía el sobrenombre de «Os vencidos da vida». Sin la menor ironía, puede asegurarse que el contenido de la narrativa de Mauro Muñiz, nacido en Gijón el año de la República y niño de diez años en el momento más central y oscuro de la posguerra se ciñe a las peripecias de dos auténticos vencidos de la vida. Tal característica de su obra literaria (Muñiz ejerce habitualmente el periodismo) le ha inclinado a la vertiente de la novela social -«La paga», «La huelga»-, que en cierto modo se insertó en el realismo social que bullía en España en su plena juventud y que, salvo algunos frutos aislados, quedó arrumbado y denostado genéricamente -algo injustamente también- por otras corrientes posteriores.
Claridad
Muñiz pudo salvarse porque la conciencia temática no terminaba -en rigor casi no empezaba- de comprender la narrativa de Muñiz, en la que su sesgo tierno, humano, era siempre superior a las coordenadas del cuadro social descrito. Este carácter se trasluce con claridad en la colección de narraciones breves «Getino y otras nostalgias», que acaba de publicar en una edición entre rara, bohemia y cuidada, con ilustraciones de Marola, que sirve para introducir al lector en la pulpa sentimental del escritor mejor que sus novelas.
No hay sino advertir que el carácter de lucha (y de lucha dudosa, como tituló Steinbeck una de sus primeras novelas) en que se desarrolla inevitablemente el cuadro vital que describe Muñiz. Desgranándolo en sus narraciones y cuentos se halla habitado por la nostalgia de la niñez primero, de evidentes recuerdos autobiográficos del mundo -la posguerra-, que amuebló su recuerdo indeleblemente, y luego, por la propia ternura que se desprende, sobre todo en la dureza del medio, de la condición infantil, tan efímera, tan acosada por la misma dureza. Muñiz describe el medio pobre, proletario, desharrapado, que desarrolla con realismo preciso, con prosa que busca desvelar la intimidad humana que existe en él, con sus esperanzas y sus decepciones. El autor domina el tono, el oficio narrativo y el sesgo temático hasta un punto en que casi es peligrosa su facilidad de resolución del tic ambiental y emocional que necesita para definir a la perfección la individualidad narrativa de cada cuento y el parentesco interno que ¡es da unidad.
Realismo
En Getino y otras nostalgias, Mauro Muñiz aparece en su cualidad eminente de un realismo que es sobre todo cordial, fluyente con absoluta naturalidad. Su camino literario ha tenido siempre este estremecimiento emocional y en el libro que comentamos aparece en toda su pureza, tal y como sucede al escritor en las narraciones breves de fondo autobiográfico, una especie de confesión al lector en definitiva desde su carácter de ex abrupto literario y corazonal. De ahí mana el más seguro interés del libro.
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