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Ha muerto Jean Gabin, "el viejo león"

Según se hizo saber en círculos próximos a la familia de Jean Gabin, parece que el viejo león había estipulado en su testamento que debía ser sumergido en alta mar como marino que fue en las fuerzas navales francesas libres durante la segunda guerra mundial. La muerte del actor más célebre de Francia, ayer por la mañana, en el hospital americano de Neuilly (Paris), como consecuencia de una crisis cardíaca, produjo gran emoción en todo el país. A los 72 años gracias a su aspecto de campesino sano y a su vida metódica, nadie Ie creía en peligro. El sábado último ingresó en el hospital para aliviar su hipertensión, pero no se le dio mucha importancia. En cuanto se supo la noticia, ayer, algunos diarios populares tiraron ediciones especiales y la radio y la televisión modificaron sus programas para honrar la memoria del actor que hasta el último momento de su vida, mantuvo intacta su popularidad. Hace pocos días, un sondeo de la opinión revelaba que, durante los últimos diez años, Gabin era la vedette que más había influenciado a los franceses: así lo confirmaron el 30 %, contra el 19 % para Belmondo y el 8 % para Brigitte Bardot.Hace ya medio siglo que el mito-Gabin se manifestó. Hijo de actores, nacido en París, Gabin empezó como cantante en el music-hall cuando contaba 19 años. Los años treinta fueron decisivos para su estrellato. El director Julien Duvivier, en La belle equipe, después de La bandera y Pepe le Moko, lo fijó en su personaje entre realista y poético, encarnando obreros o muchachos malos, siempre perseguidos por mujeres fatales y por la muerte. La guerra mundial fue un paréntesis que no afectó ni lo más mínimo a su carrera fulgurante. El mito del Gabin romántico fue reemplazado por otro mito: el psicológico e intimista, con la serie del comisario Maigret, de Simenon, gracias al talento demagógico de sus guionistas, como Michel Audiard y Phillipe Bouard. Al morir, Gabin había filmado 93 películas que, para los contables del cine galo, suponen «la mejor representación del cine francés en los últimos cincuenta años».

Para la gran masa de franceses, Gabin era su modelo en la pantalla, porque hablaba y gesticulaba con la misma naturalidad que lo hacían en la vida de todos los días. Ausente de la vida mundana, al margen del cine su vida y su afición eran las tierras.

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