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Los Comunes aprueban la nacionalización de las industrias naval y aeronáutica británicas

Por un sólo voto de diferencia, el del speaker de la Cámara, el Gobierno laborista sacó anoche adelante en los Comunes el proyecto de ley de nacionalización de las industrias naval y aeronáutica, el más polémico de los del Gabinete Callaghan. Al producirse el empate en la votación, y como es tradicional, el speaker decidió la suerte del proyecto votando a favor del Gobierno. El proyecto pasa ahora a los Lores, decididos a enmendar la plana a todo lo que sale de los Comunes y alentados ahora por la precaria posición del Gabinete.En la sesión, el segundo jefe laborista, Foot, condenó enérgicamente la actitud de los dos diputados rebeldes de su partido, causantes de la derrota del miércoles.

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Dos laboristas del ala derecha del partido forzaron el miércoles una derrota parlamentaria del Gobierno y este hecho ha desatado en Gran Bretaña especulaciones sobre los peligros por los que pasa la supervivencia de la Administración de Callaghan. Sin embargo, el primer ministro no ha considerado ese fracaso como un aviso de cese y ayer mismo marchó a París, para entrevistarse con Giscard d'Estaing, como tenía previsto.La ley a la que se opusieron los dos diputados laboristas formaba parte del grupo de leyes enmendadas por la Cámara de los Lores y devueltas a los Comunes por el Gobierno, para resolverlas por el procedimiento de urgencia. La que se discutió el miércoles pretendía dar poderes de monopolio a los cargadores de muelles. Mackintosh y Walden, los dos «rebeldes», no apoyaron la postura gubernamental porque consideraron que aquella legislación «no se corresponde con los principios socialdemócratas -que nosotros debemos defender en el Partido Laborista».

Mackintosh y Walden dijeron ayer que, a pesar de que en esta ocasión habían mostrado su parecer contrario al de los jefes del partido, en debates sucesivos iban a cooperar con la Administración. Su primera intervención favorable a la legislación que Callaghan quiere introducir se produjo anoche, cuando el Parlamento debatió la ley para la nacionalización de las industrias de construcción naval y aeronáutica.

La «rebelión» de los dos parlamentarios ha sido utilizada por el Partido Conservador, cuya líder, Margaret Thatcher, dijo ayer en una entrevista que este hecho demuestra la profunda división que existe en el partido que gobierna. Por otro lado, es también una muestra de que a Callaghan le va a resultar imposible seguir en el poder por mucho tiempo cuando ya no tiene siquiera el apoyo de los moderados.

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