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Reportaje:

Los vecinos de Alcalá de Henares, discrepan de la política municipal de enseñanza

El martes, día 27 de octubre, por primera vez en la historia del campus de Alcalá estalló un conflicto estudiantil. Medio centenar de alumnos de Económicas decidieron iniciar un encierro en apoyo a una serie de reivindicaciones y para protestar contra su traslado a los locales del antiguo hospital militar de Alcalá, recientemente habilitados por el Ayuntamiento de la ciudad.El sábado pasado por la tarde unos veinticinco estudiantes que permanecían encerrados fueron desalojados pacíficamente por un agente de la policía, pero el martes por la mañana reanudaron su encierro.

Las reivindicaciones que plantean estos estudiantes de primero y segundo de Económicas incluyen tres puntos básicos: 1) Posibilidad de cursar segundo como libres. 2) Control del presupuesto. 3) Gestión democrática.

Por otra parte, se oponen a ser trasladados de centro. «Si hay sitio aquí, ¿por qué hemos de marcharnos al hospital?» Y afirman que el local rehabilitado por el Ayuntamiento no presenta las condiciones adecuadas para el desarrollo de la actividad académica. Denuncian las malas condiciones acústicas de las aulas, carencia de biblioteca, cafeterías y otros servicios.

Sin embargo, el gerente del campus, señor Santiso, asegura que la empresa Sato, concesionaria de las obras de restauración, terminará en el plazo de un mes la reconstrucción de la biblioteca y salas de lectura. «El problema de la mala acústica -señaló el gerente- puede resolverse con un micrófono u otro medio técnico.»

Pero a los estudiantes no parecen convencer estos argumentos e insisten en permanecer en el campus.

Hasta el momento el vicerrector, señor Calvo, se ha negado a dialogar con los encerrados. Según manifestó el gerente, esta actitud obedece a la particular prevención que experimenta el señor Calvo hacia algunos estudiantes del grupo conflictivo, que «son precisamente los que el curso pasado organizaron una serie de timbas de juego, por lo que fueron con frecuencia llamados al orden».

Al margen de esta cuestión, lo cierto es que el vicerrector parece opinar que las reivindicaciones que plantean los estudiantes de Económicas no son negociables.

En lo que respecta a poder estudiar segundo curso como libres, opone la necesidad de elevar la calidad de enseñanza, más aún en una carrera tan desprestigiada como Económicas y cuando la tendencia general es suprimir los alumnos libres.

«El punto del control del presupuesto ha molestado especialmente al vicerrector -comentó el señor Santiso-, pues no cree que sean estudiantes de primero o segundo las personas más adecuadas para llevar a cabo ese control. Además, el presupuesto del campus depende de la Complutense.»

Sobre la gestión democrática, dijo el gerente: «No sé por qué se quejan de esto, cuando en la comisión de contratación del curso pasado intervino una alumna de primero elegida entre todos.»

Al preguntar a los alumnos sobre el papel de esta alumna en la comisión, aseguraron que los alumnos no habían participado en dicha comisión.

El campus de Alcalá de Henares, creado por iniciativa del ex ministro de Educación, Martínez Esteruelas, comenzó a funcionar el curso pasado como prolongación de la Universidad Complutense y embrión de una futura tercera Universidad de Madrid.

Después de atravesar una grave crisis -el período correspondiente a la etapa ministerial del señor Robles Piquer, a quien, segun parece, no convencía el proyecto de Alcalá-, las perspectivas de continuidad del campus y su transformación en universidad independiente vuelven a ser optimistas.

Según palabras del gerente, señor Santiso: «El ministro y el rector están a favor de la existencia del campus. Sólo hace falta una disposición burocrática de alto nivel para que empecemos a funcionar como universidad autónoma. Ello resolvería los problemas que tenemos actualmente para contratar catedráticos y nos daría un margen más amplio de actuación.»

En cuanto al presupuesto, las cifras previstas contribuyen a alimentar estas optimistas predicciones: -«Hemos pagado todas las facturas del curso pasado y las que este año van llegando.»

¿Tendremos, pues, una tercera Universidad de Madrid? Contra los criterios de una descentralización racional de las instituciones, la creación de una nueva Universidad en Madrid supondría una excesiva superconcentración de población estudiantil, aparato burocrático, etcétera. El argumento esgrimido en apoyo de esta tercera Universidad es que cubriría la demanda de plazas universitarias de unas comarcas desasistidas en este aspecto: la zona comprendida entre Guadalajara y Alcalá.

«De hecho -señaló el señor Santiso-, los alumnos que proceden de estas comarcas tienen preferencia a la hora de matricularse.»

Unos 1.500 alumnos están matriculados este curso en el campus de Alcalá, más de la mitad en Medicina y los restantes en las otras cinco Facultades que integran el campus: Biológicas, Químicas, Farmacia, Económicas y Empresas.

Los locales que ocupan están dotados de excelentes instalaciones (material docente y material de prácticas), y cuentan con espacio suficiente como lo demuestra el hecho, inusitado en nuestras universidades, de que funcionen grupos de unos sesenta alumnos.

Las instalaciones -una antigua escuela de paracaidistas que, según versión de los alumnos, estaba destinada a centro de segunda enseñanza- se levantan sobre trescientas hectáreas de terreno. Tanto los edificios como las trescientas hectáreas fueron cedidos en su día por el Ministerio del Ejército al de Educación. Contando con la posibilidad de ampliar las naves construidas y teniendo en cuenta que el contingente de estudiantes ni siquiera alcanza una décima parte del techo previsto pera el campus (fijado en 23.000 alumnos), el traslado de los de Económicas al antiguo hospital no deja de ser una decisión sorprendente.

¿Qué motivos o intereses han determinado una medida que está en contra de la voluntad del alumnado y de las leves del sentido común? Para responder a esta pregunta hay que considerar en primer lugar la postura del Ayuntamiento de Alcalá, que, temiendo la desaparición del campus, «ha hecho todo lo posible para que no se vaya la Universidad», en palabras del propio secretario municipal. La voluntad de mantener el prestigio de la localidad como centro universitarlo por excelencia, Y los beneficios intelectuales y económicos que se derivan de la actividad de un núcleo universitario, explican que el Ayuntamiento no haya dudado en invertir más de ocho millones de pesetas en la rehabilitación del antiguo hospital.

Por otra parte, los profesores encargados de los alumnos de Económicas y Empresas del campus están a favor del traslado, pues un local independiente les permitirá crear lo que, según el gerente, señor Santiso, será «una Facultad modelo de Económicas, provista hasta de una terminal de la central de IBM para que los alumnos hagan prácticas».

Tanto la actitud del Ayuntamiento, como la del profesorado, serían aceptables si no fuera por la existencia en Alcalá de un crónico déficit de plazas escolares.

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